Jorge
Yabkowski, presidente de FESPROSA y Secretario de Salud Laboral de la
CTA en diálogo con ACTA se refirió a las falencias del sistema de salud
del kirchnerismo, a los principales conflictos que deben afrontar los
trabajadores de la salud y a la corrupción de los organismos
internacionales y las multinacionales de medicamentos.
-¿Cómo ha sido la política de salud en estos 10 años de gobierno Kirchnerista?
Para hablar de la política de salud de estos diez años de gobierno kirchnerista me remito a la frase del ex presidente Nestor Kirchner, el 25 de mayo de 2003 cuando asumió la presidencia y dijo que iba a priorizar el hospital público. Desde entonces, no hubo ninguna acción concreta que llevara ese discurso a los hechos concretos. Y lo que tenemos hoy después de una década es por varias razones: principalmente afectó el impacto de la exclusión que ha empeorado a causa de las drogas, adicciones, la marginalidad, la violencia, hay una epidemiología de la violencia.
-¿Cómo impacta el modelo económico kirchnerista en el sistema de salud?
Las políticas económicas del kirchnerismo también actuan en detrimento de la salud al incluir camiones y camiones en este modelo extraccionista minero y sojero y eliminar los ferrocarriles. Esto nos lleva por un lado a los accidentes de tránsito y por otro lado, con las concesiones truchas, a la tragedia de Once que no es otra cosa que un accidente de gente que está yendo al trabajo. Esta filosofía de tener una Argentina de monocultivo sojero, de mega minería, de exclusión social, asistencialismo y de no tener un sistema público de salud universal ha llevado a una exclusión de la salud de la agenda política, con un Ministro de Salud que lo único que ha hecho es estar procesado por enriquecimiento ilícito.
Otro problema muy serio es que la mortalidad infantil que no baja y esto no es porque los programas fracasen, es porque las causas estructurales no bajan, que son la pobreza, la miseria, la maternidad adolescente, la desnutrición infantil. También estamos pésimos en la mortalidad materna, la situación es la misma que hace 20 años, y esto es porque la Presidenta se ha opuesto tenazmente a crear una ley de sexualidad y salud reproductiva. Se hacen más de medio millón de abortos clandestinos al año, y a causa de los sangrados y pérdidas se mueren las más pobres. Porque en la Argentina todos saben que es ilegal pero es caro, para quien tiene 2 mil o 3 mil pesos para hacerlo en una clínica no hay ilegalidad ni persecución.
-¿Qué matices hay entre el sistema público y el privado?
Tenemos una Argentina de exclusión y eso significa de tres velocidades. Una salud para quienes se la paga el bolsillo, una salud para quienes tienen un trabajo en blanco, y una salud para quienes no tienen cobertura y tienen al hospital de pobres como única opción.
La no construcción de un sistema universal de salud es una decisión de las elites argentinas desde el tiempo de Ramón Carrillo y el mismo Perón le dijo “sí, armame todos los hospitales que quieras pero dejame para los muchachos de la Unión Ferroviaria, (en ese entonces su principal sostén político) el armado de las obras sociales”. Y las obras sociales fueron por un lado un sistema de elite para los trabajadores en blanco y, a partir de eso, un premio por el cual los sindicalistas adictos se convirtieron en empresarios acumuladores de una enorme cantidad de capital y dejaron de defender los derechos de los trabajadores. Así que lamentablemente, las obras sociales sindicales al fragmentarse en 330 bocas de administración su prestación termina siendo ineficiente, y en mando hoy del sistema privado. Te diría que ahora hay dos grandes sistemas: el público y el privado donde se encuentran las obras sociales sindicales y los prestadores privados de salud. Así que ese sistema para pobres, pensado pobremente hoy estamos navegando para defenderlo y hacer que la salud deje de ser un derecho para los trabajadores en blanco o para quienes pueden pagarla y se convierta en lo que Carrillo soñaba que sea: un derecho de ciudadanía.
-¿Cómo juega en este sentido el negocio de los medicamentos?
El negocio de los medicamentos es uno de los más grandes negocios junto al de la tecnología, a nivel internacional. Hoy la compra de una molécula, por ejemplo el Cerebrex, un anti inflamatorio implicó que Pfizer absorba a Searle por 50 mil millones de dólares sólo para comprar un remedio, imagínense cuál es la taza de ganancias. Así que este negocio de los medicamentos, implica en el mundo un gran movimiento de capital con un enorme problema para las multinacionales en todo el mundo; no hay moléculas nuevas en el mercado mundial que permitan una diferencia sustancial con las viejas que se han perdido las patentes. Esto significa que los grandes problemas tales como la diabetes, la hipertensión, se tratan con mono drogas de patentes vencidas. El Voltarén, el Diclofenac, el Valium, todos se pueden fabricar como medicamentos genéricos porque tienen las patentes vencidas.
Los laboratorios están desesperados buscando nuevas moléculas, y en función de eso corrompen, hacen investigaciones mal terminadas, lanzan al mercado medicamentos que después tienen que sacar.
-¿Cómo funcionan los grandes negocios de la salud?
Estamos frente a grandes negociados donde por ejemplo el tema de la gripe A fue el gran escándalo mundial porque los técnicos de la Organización Mundial de la Salud dieron Alerta 6 e hicieron que todos los Estados compren millones y millones de vacunas que después tiraron al mar y eso se sabía porque eran empleados de esos laboratorios. No es que no existió la gripe A, ni que la gripe A no nos mató a mil argentinos, pero la compra masiva mundial estuvo fomentada por estos negociados que buscan corromper a las estructuras profesionales a través de investigaciones truchas, de coimas para mantener un negocio que es multimillonario. En Argentina, Mazur es el gran comprador de medicamentos, siempre mete una vacuna nueva en el calendario, esté chequeada o no, y eso es una prueba de lo poco que le importa la salud de los ciudadanos.
-¿Cómo son las condiciones de trabajo de los trabajadores de la salud?
Tenemos en Argentina unos 600 mil trabajadores de la Salud, aproximadamente, porque no tenemos cifras oficiales y exactas de la cantidad de trabajadores, un desastre. Con esta cantidad, mitad en el sistema público y mitad en el privado de la seguridad social, lo que hoy vemos es una condición salarial baja y despareja. Baja respecto a otras profesiones y desparejas en las diferentes regiones. Tenemos un alto grado de precarización laboral en el sector público, tenemos provincias como por ejemplo San Luis donde el 95 por ciento de los trabajadores se encuentra en condiciones de inestabilidad con contratos cada tres meses.
El hospital más grande de la Argentina, el Hospital Posadas tiene el 70 por ciento del personal profesional precarizado y esto promovido por el Ministerio de Salud de la Nación. El plan más grande de trabajo de atención primaria, que es el de Médicos Comunitarios es un plan de precarización laboral. Y esto es una estrategia de los organismos internacionales, del FMI, del Banco Mundial, que nos dan los préstamos para los planes de salud tales como el Plan Nacer, el Plan Sumar, donde dice claramente que la estabilidad laboral de los trabajadores atenta contra el rendimiento, que se achanchan, se enferman, se embarazan y por eso es conveniente tenerlos contratados y precarizados.
-¿Qué implica la precarización laboral en salud?
La precarización laboral se expresa de diversas formas en el sistema de salud, por ejemplo gente que está contratada por un tiempo determinado a través del plan Nacer o Sumar que son del Banco Mundial. O a través de un contrato directo pero sin estabilidad por lo cual no pueden siquiera sacar un crédito porque no tienen la estabilidad en planta como los compañeros del Posada que están hace más de 20 años, o los trabajadores de San Luís que cada tres meses tienen que renovar su contrato, incluso compañeros que se están por jubilar. Otros que están a través del Plan de Inclusión Social (PIS) de Rodríguez Saá, con el cual el 10 por ciento de profesionales y trabajadores de la salud está trabajando en San Luis por los 800 pesos de plan social, como los planes Argentina Trabaja, pero que no tienen estabilidad ni aportes jubilatorios. Un trabajador de la salud necesita tranquilidad, perspectiva de crecimiento y formación para poder dar una buena atención. Si está todo el día creyendo que le van a dar una patada y está aterrorizado cuando va a atender a un paciente, esa atención es de menor calidad. Así que estos son los grandes problemas y las grandes banderas que levantamos los sindicatos de la salud de la CTA en el plano de los trabajadores de la salud.
-¿Cuáles son las medidas a tomar?
Desde FESPROSA y desde la CTA, creemos necesario una paritaria nacional, un salario base, políticas nacionales contra la violencia en salud, un enfoque de género porque tenemos completamente feminizada la profesión, de un pase a planta masivo. Hay gente trabajando precarizada desde hace más de 20 años.
Nosotros hicimos un panorama de lo que fue el kirchnerismo a través de sus actitudes ante los proyectos que hacían mejor al sistema de salud. En el año 2003, con el diputado Macaluse, nuestro compañero de la CTA, hicimos votar por unanimidad en diputados la Ley de Gratuidad para que nadie cobre en los centros de salud. ¿Qué hizo el Ministerio de Salud? Por orden de Kirchner y González García, lo bloqueó en el senado. Nunca se aprobó esa ley. Hicimos y promovimos leyes para financiar el sistema de salud y que dejen de ser hospitales pobres para pobres, nunca tuvieron Estado Parlamentario, lo presentó Macaluse, lo presentó Iturraspe nuevamente y nada.
Tampoco las leyes para tener un boleto gratis a los hospitales, lo mismo la ley para tener un sistema de investigación que termine con la corrupción. Las dos leyes para tener investigación de calidad y con perspectiva de derechos humanos perdieron Estado Parlamentario al igual que la ley de producción de medicamentos, que se aprobó por mayoría en ambas cámaras pero Manssur por orden de Cristina nunca las reglamentó y estamos sin ley de producción de medicamentos para que el Estado intervenga y de alguna manera controle, regule y aporte medicamentos genéricos de calidad al sector público.
Dentro de las leyes que el gobierno kirchnerista no apoyó está nuestra Ley de Riesgo del Trabajo. La mortalidad infantil, materna y por accidentes en Argentina son altos, tenemos 10 muertos por cada 100 mil habitantes cuando hay 07 en Inglaterra por accidentes laborales. Nosotros propusimos una ley con el compañero De Gennaro, con toda la CTA, basada en la prevención, con delegados de prevención en todos los lugares de trabajo que empodere a los trabajadores. Propusimos una ley que le permitiría al maquinista de la tragedia de Once decir “No salgo” y no tener que comerse no solo la presión de de toda la gente, sino también la presión y que lo echen, hubiésemos salvado 50 vidas. Queríamos una ley para no tener que subirse a un andamio sin casco, como muchos trabajadores precarizados.
Queríamos una ley integral. Y terminar con el negocio funesto de las ART. ¿Qué hizo el gobierno? Empeoró todo, mandó una ley donde los derechos de los trabajadores cuando eran violados se ventilaban en el fuero laboral, ahora se ventilan en el fuero civil, es decir, donde se paga las tercera parte y tarda cinco años. Le ha quitado a los trabajadores una conquista que, como decía la CGT, fue del primer peronismo. Fue una ley vergonzosa, claramente apoyada por Pinedo del Pro porque decía que regulaba el mercado laboral. Fue un regalo a los empresario y una ley que mostró la veta precapitalista del gobierno kirchnerista de manera taxativa.
-¿Cuál es el plan de lucha para este año?
Como la Ley de Riesgo de Trabajo de perdió Estado Parlamentario, este año vamos a volver a presentarlo el 28 de abril, el Día Mundial de los Muertos en Ocasión de Trabajo para que ir al trabajo no se convierta en la muerte como nuestras compañeras de Carmen de Areco que no murieron de Gripe A que se trajeron de Miami, murieron porque una bacteria intrahospitalaria de los caños podridos del acondicionador de aire que no estaba adecuado por las malas condiciones y las ratas que estaban en el hospital trajeron el virus.
Queremos comités de salud de seguridad e higiene de salud que puedan controlar la situación de los hospitales. La batalla va a ser larga; hay dos bandos, el empresariado capitalista con el Pro y el kirchnerismo por un lado y nosotros por el otro peleando por una ley que defienda la vida.
Para hablar de la política de salud de estos diez años de gobierno kirchnerista me remito a la frase del ex presidente Nestor Kirchner, el 25 de mayo de 2003 cuando asumió la presidencia y dijo que iba a priorizar el hospital público. Desde entonces, no hubo ninguna acción concreta que llevara ese discurso a los hechos concretos. Y lo que tenemos hoy después de una década es por varias razones: principalmente afectó el impacto de la exclusión que ha empeorado a causa de las drogas, adicciones, la marginalidad, la violencia, hay una epidemiología de la violencia.
-¿Cómo impacta el modelo económico kirchnerista en el sistema de salud?
Las políticas económicas del kirchnerismo también actuan en detrimento de la salud al incluir camiones y camiones en este modelo extraccionista minero y sojero y eliminar los ferrocarriles. Esto nos lleva por un lado a los accidentes de tránsito y por otro lado, con las concesiones truchas, a la tragedia de Once que no es otra cosa que un accidente de gente que está yendo al trabajo. Esta filosofía de tener una Argentina de monocultivo sojero, de mega minería, de exclusión social, asistencialismo y de no tener un sistema público de salud universal ha llevado a una exclusión de la salud de la agenda política, con un Ministro de Salud que lo único que ha hecho es estar procesado por enriquecimiento ilícito.
Otro problema muy serio es que la mortalidad infantil que no baja y esto no es porque los programas fracasen, es porque las causas estructurales no bajan, que son la pobreza, la miseria, la maternidad adolescente, la desnutrición infantil. También estamos pésimos en la mortalidad materna, la situación es la misma que hace 20 años, y esto es porque la Presidenta se ha opuesto tenazmente a crear una ley de sexualidad y salud reproductiva. Se hacen más de medio millón de abortos clandestinos al año, y a causa de los sangrados y pérdidas se mueren las más pobres. Porque en la Argentina todos saben que es ilegal pero es caro, para quien tiene 2 mil o 3 mil pesos para hacerlo en una clínica no hay ilegalidad ni persecución.
-¿Qué matices hay entre el sistema público y el privado?
Tenemos una Argentina de exclusión y eso significa de tres velocidades. Una salud para quienes se la paga el bolsillo, una salud para quienes tienen un trabajo en blanco, y una salud para quienes no tienen cobertura y tienen al hospital de pobres como única opción.
La no construcción de un sistema universal de salud es una decisión de las elites argentinas desde el tiempo de Ramón Carrillo y el mismo Perón le dijo “sí, armame todos los hospitales que quieras pero dejame para los muchachos de la Unión Ferroviaria, (en ese entonces su principal sostén político) el armado de las obras sociales”. Y las obras sociales fueron por un lado un sistema de elite para los trabajadores en blanco y, a partir de eso, un premio por el cual los sindicalistas adictos se convirtieron en empresarios acumuladores de una enorme cantidad de capital y dejaron de defender los derechos de los trabajadores. Así que lamentablemente, las obras sociales sindicales al fragmentarse en 330 bocas de administración su prestación termina siendo ineficiente, y en mando hoy del sistema privado. Te diría que ahora hay dos grandes sistemas: el público y el privado donde se encuentran las obras sociales sindicales y los prestadores privados de salud. Así que ese sistema para pobres, pensado pobremente hoy estamos navegando para defenderlo y hacer que la salud deje de ser un derecho para los trabajadores en blanco o para quienes pueden pagarla y se convierta en lo que Carrillo soñaba que sea: un derecho de ciudadanía.
-¿Cómo juega en este sentido el negocio de los medicamentos?
El negocio de los medicamentos es uno de los más grandes negocios junto al de la tecnología, a nivel internacional. Hoy la compra de una molécula, por ejemplo el Cerebrex, un anti inflamatorio implicó que Pfizer absorba a Searle por 50 mil millones de dólares sólo para comprar un remedio, imagínense cuál es la taza de ganancias. Así que este negocio de los medicamentos, implica en el mundo un gran movimiento de capital con un enorme problema para las multinacionales en todo el mundo; no hay moléculas nuevas en el mercado mundial que permitan una diferencia sustancial con las viejas que se han perdido las patentes. Esto significa que los grandes problemas tales como la diabetes, la hipertensión, se tratan con mono drogas de patentes vencidas. El Voltarén, el Diclofenac, el Valium, todos se pueden fabricar como medicamentos genéricos porque tienen las patentes vencidas.
Los laboratorios están desesperados buscando nuevas moléculas, y en función de eso corrompen, hacen investigaciones mal terminadas, lanzan al mercado medicamentos que después tienen que sacar.
-¿Cómo funcionan los grandes negocios de la salud?
Estamos frente a grandes negociados donde por ejemplo el tema de la gripe A fue el gran escándalo mundial porque los técnicos de la Organización Mundial de la Salud dieron Alerta 6 e hicieron que todos los Estados compren millones y millones de vacunas que después tiraron al mar y eso se sabía porque eran empleados de esos laboratorios. No es que no existió la gripe A, ni que la gripe A no nos mató a mil argentinos, pero la compra masiva mundial estuvo fomentada por estos negociados que buscan corromper a las estructuras profesionales a través de investigaciones truchas, de coimas para mantener un negocio que es multimillonario. En Argentina, Mazur es el gran comprador de medicamentos, siempre mete una vacuna nueva en el calendario, esté chequeada o no, y eso es una prueba de lo poco que le importa la salud de los ciudadanos.
-¿Cómo son las condiciones de trabajo de los trabajadores de la salud?
Tenemos en Argentina unos 600 mil trabajadores de la Salud, aproximadamente, porque no tenemos cifras oficiales y exactas de la cantidad de trabajadores, un desastre. Con esta cantidad, mitad en el sistema público y mitad en el privado de la seguridad social, lo que hoy vemos es una condición salarial baja y despareja. Baja respecto a otras profesiones y desparejas en las diferentes regiones. Tenemos un alto grado de precarización laboral en el sector público, tenemos provincias como por ejemplo San Luis donde el 95 por ciento de los trabajadores se encuentra en condiciones de inestabilidad con contratos cada tres meses.
El hospital más grande de la Argentina, el Hospital Posadas tiene el 70 por ciento del personal profesional precarizado y esto promovido por el Ministerio de Salud de la Nación. El plan más grande de trabajo de atención primaria, que es el de Médicos Comunitarios es un plan de precarización laboral. Y esto es una estrategia de los organismos internacionales, del FMI, del Banco Mundial, que nos dan los préstamos para los planes de salud tales como el Plan Nacer, el Plan Sumar, donde dice claramente que la estabilidad laboral de los trabajadores atenta contra el rendimiento, que se achanchan, se enferman, se embarazan y por eso es conveniente tenerlos contratados y precarizados.
-¿Qué implica la precarización laboral en salud?
La precarización laboral se expresa de diversas formas en el sistema de salud, por ejemplo gente que está contratada por un tiempo determinado a través del plan Nacer o Sumar que son del Banco Mundial. O a través de un contrato directo pero sin estabilidad por lo cual no pueden siquiera sacar un crédito porque no tienen la estabilidad en planta como los compañeros del Posada que están hace más de 20 años, o los trabajadores de San Luís que cada tres meses tienen que renovar su contrato, incluso compañeros que se están por jubilar. Otros que están a través del Plan de Inclusión Social (PIS) de Rodríguez Saá, con el cual el 10 por ciento de profesionales y trabajadores de la salud está trabajando en San Luis por los 800 pesos de plan social, como los planes Argentina Trabaja, pero que no tienen estabilidad ni aportes jubilatorios. Un trabajador de la salud necesita tranquilidad, perspectiva de crecimiento y formación para poder dar una buena atención. Si está todo el día creyendo que le van a dar una patada y está aterrorizado cuando va a atender a un paciente, esa atención es de menor calidad. Así que estos son los grandes problemas y las grandes banderas que levantamos los sindicatos de la salud de la CTA en el plano de los trabajadores de la salud.
-¿Cuáles son las medidas a tomar?
Desde FESPROSA y desde la CTA, creemos necesario una paritaria nacional, un salario base, políticas nacionales contra la violencia en salud, un enfoque de género porque tenemos completamente feminizada la profesión, de un pase a planta masivo. Hay gente trabajando precarizada desde hace más de 20 años.
Nosotros hicimos un panorama de lo que fue el kirchnerismo a través de sus actitudes ante los proyectos que hacían mejor al sistema de salud. En el año 2003, con el diputado Macaluse, nuestro compañero de la CTA, hicimos votar por unanimidad en diputados la Ley de Gratuidad para que nadie cobre en los centros de salud. ¿Qué hizo el Ministerio de Salud? Por orden de Kirchner y González García, lo bloqueó en el senado. Nunca se aprobó esa ley. Hicimos y promovimos leyes para financiar el sistema de salud y que dejen de ser hospitales pobres para pobres, nunca tuvieron Estado Parlamentario, lo presentó Macaluse, lo presentó Iturraspe nuevamente y nada.
Tampoco las leyes para tener un boleto gratis a los hospitales, lo mismo la ley para tener un sistema de investigación que termine con la corrupción. Las dos leyes para tener investigación de calidad y con perspectiva de derechos humanos perdieron Estado Parlamentario al igual que la ley de producción de medicamentos, que se aprobó por mayoría en ambas cámaras pero Manssur por orden de Cristina nunca las reglamentó y estamos sin ley de producción de medicamentos para que el Estado intervenga y de alguna manera controle, regule y aporte medicamentos genéricos de calidad al sector público.
Dentro de las leyes que el gobierno kirchnerista no apoyó está nuestra Ley de Riesgo del Trabajo. La mortalidad infantil, materna y por accidentes en Argentina son altos, tenemos 10 muertos por cada 100 mil habitantes cuando hay 07 en Inglaterra por accidentes laborales. Nosotros propusimos una ley con el compañero De Gennaro, con toda la CTA, basada en la prevención, con delegados de prevención en todos los lugares de trabajo que empodere a los trabajadores. Propusimos una ley que le permitiría al maquinista de la tragedia de Once decir “No salgo” y no tener que comerse no solo la presión de de toda la gente, sino también la presión y que lo echen, hubiésemos salvado 50 vidas. Queríamos una ley para no tener que subirse a un andamio sin casco, como muchos trabajadores precarizados.
Queríamos una ley integral. Y terminar con el negocio funesto de las ART. ¿Qué hizo el gobierno? Empeoró todo, mandó una ley donde los derechos de los trabajadores cuando eran violados se ventilaban en el fuero laboral, ahora se ventilan en el fuero civil, es decir, donde se paga las tercera parte y tarda cinco años. Le ha quitado a los trabajadores una conquista que, como decía la CGT, fue del primer peronismo. Fue una ley vergonzosa, claramente apoyada por Pinedo del Pro porque decía que regulaba el mercado laboral. Fue un regalo a los empresario y una ley que mostró la veta precapitalista del gobierno kirchnerista de manera taxativa.
-¿Cuál es el plan de lucha para este año?
Como la Ley de Riesgo de Trabajo de perdió Estado Parlamentario, este año vamos a volver a presentarlo el 28 de abril, el Día Mundial de los Muertos en Ocasión de Trabajo para que ir al trabajo no se convierta en la muerte como nuestras compañeras de Carmen de Areco que no murieron de Gripe A que se trajeron de Miami, murieron porque una bacteria intrahospitalaria de los caños podridos del acondicionador de aire que no estaba adecuado por las malas condiciones y las ratas que estaban en el hospital trajeron el virus.
Queremos comités de salud de seguridad e higiene de salud que puedan controlar la situación de los hospitales. La batalla va a ser larga; hay dos bandos, el empresariado capitalista con el Pro y el kirchnerismo por un lado y nosotros por el otro peleando por una ley que defienda la vida.
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