El
presidente del Instituto de Salud laboral y Medio Ambiente (ISLyMA-CTA)
de Córdoba, Eduardo Ahamendaburu, manifestó que la localidad cordobesa
“es el enclave donde Monsanto planea radicar su planta”, con todo lo que
ello implicará para la salud de sus habitantes.
La
radicación de la Planta de acondicionamiento de semillas de maíz de
Monsanto en la localidad de Malvinas Argentinas sigue generando
denuncias por el cuidado del ambiente y la salud de sus habitantes pero
también advierte sobre la precariedad de las condiciones de trabajo en
esta actividad.
El presidente del Instituto de Salud laboral y Medio Ambiente (ISLyMA-CTA), Eduardo Ahamendaburu habló sobre esta compleja problemática
-Desde la perspectiva de la salud y el cuidado del medio ambiente de trabajo, ¿cuáles son las implicancias de la radicación de Monsanto en Malvinas Argentinas?
Las implicancias han quedado claras a partir del informe presentado en el Hospital de Clínicas: Malvinas es el enclave donde Monsanto planea radicar su planta y es un pueblo que sufrirá las consecuencias de los pueblos fumigados.
Entonces, al castigo de ser una ciudad fumigada le agregamos las consecuencias de la instalación de esta planta de tratamiento de semillas bajo la mentira que va a generar fuentes de empleo genuinos.
Monsanto se radica en los sectores más desposeídos, más desintegrados de esta sociedad.
-¿Qué características tiene la promesa de empleo por parte de Monsanto para los pobladores de Malvinas?
Los empleados que puede tomar Monsanto, según lo demostrado en el Aviso de proyecto, son trabajadores precarios que se van a llevar la precariedad a su casa. No tienen condiciones mínimas para poder cambiar su ropa. Como bien señalan en los informes, lavan su ropa junto con la de los niños en su casa.
Además el plan de incorporación de empleados a la planta laboral es un plan que se extiende a lo largo del tiempo. Prometen una dotación de 400 empleados pero en un proceso a largo plazo. Después de esta primera etapa, que es la etapa de obra civil de apertura de la planta, la dotación de trabajadores de Malvinas que pueden encontrar trabajo allí es una cantidad bastante chica.
-En la nueva Ley de Riesgos de trabajo ¿está contenida este tipo de actividad?
La ley de Riesgos de Trabajo no es una Ley de Salud. Es una Ley de Seguros. Está más vinculada a la legislación de seguros que a la salud de los trabajadores. Ya no hablamos de Monsanto sino del trabajador de la construcción, al trabajador rural, es una ley que asegura al empleador. El trabajador no tiene derechos salvo en el caso que tenga un trabajo registrado, que el empleador pague la alícuota de la ART, es después del infortunio, cobrará un resarcimiento limitado, parcial, sin posibilidad de acceso a lo que establece el derecho de daños.
- En el encuentro sobre salud laboral en Villa Constitución, hace dos años, se mencionaba la falta de posibilidad de registro y control ante el crecimiento de nuevas formas de extractivismo, el trabajo precario y la incorporación de plaguicidas cada vez más potentes que son parte de los instrumentos de trabajo. ¿Cómo viene desarrollándose esa tendencia y qué medidas se toman al respecto?
Desde el punto de vista oficial no se ha avanzado nada. En las actuales condiciones laborales de la Argentina daría la impresión que nadie se enferma ni se muere. Los trabajadores rurales se mueren en el trabajo por “accidentes”, no hay registros epidemiológicos de qué se enferman ni de qué se mueren los trabajadores argentinos. Ni hablemos de los impactos de las nuevas tecnologías, porque ni aun en las tecnologías más clásicas tenemos un conocimiento cabal.
La Superintendencia de Riesgos de Trabajo da una cifra promedio anual de alrededor de ochocientos cincuenta muertes. En realidad, estudios estadísticos basados en la experiencia internacional, nos dicen que las cifras de muerte por experiencias de trabajo se aproximan a los 7.500.
Esta cifra de la Superintendencia se basa en la muerte evidente, la que no se puede ocultar, por accidentes. Ninguna de las muertes allí contabilizadas es por enfermedades. En Argentina somos el país más sano, desde el punto de vista de que nadie se muere ni nadie se enferma en el trabajo, todo el mundo se accidenta.
Fuente: Ximena Cabral, diario Hoy Día Córdoba
El presidente del Instituto de Salud laboral y Medio Ambiente (ISLyMA-CTA), Eduardo Ahamendaburu habló sobre esta compleja problemática
-Desde la perspectiva de la salud y el cuidado del medio ambiente de trabajo, ¿cuáles son las implicancias de la radicación de Monsanto en Malvinas Argentinas?
Las implicancias han quedado claras a partir del informe presentado en el Hospital de Clínicas: Malvinas es el enclave donde Monsanto planea radicar su planta y es un pueblo que sufrirá las consecuencias de los pueblos fumigados.
Entonces, al castigo de ser una ciudad fumigada le agregamos las consecuencias de la instalación de esta planta de tratamiento de semillas bajo la mentira que va a generar fuentes de empleo genuinos.
Monsanto se radica en los sectores más desposeídos, más desintegrados de esta sociedad.
-¿Qué características tiene la promesa de empleo por parte de Monsanto para los pobladores de Malvinas?
Los empleados que puede tomar Monsanto, según lo demostrado en el Aviso de proyecto, son trabajadores precarios que se van a llevar la precariedad a su casa. No tienen condiciones mínimas para poder cambiar su ropa. Como bien señalan en los informes, lavan su ropa junto con la de los niños en su casa.
Además el plan de incorporación de empleados a la planta laboral es un plan que se extiende a lo largo del tiempo. Prometen una dotación de 400 empleados pero en un proceso a largo plazo. Después de esta primera etapa, que es la etapa de obra civil de apertura de la planta, la dotación de trabajadores de Malvinas que pueden encontrar trabajo allí es una cantidad bastante chica.
-En la nueva Ley de Riesgos de trabajo ¿está contenida este tipo de actividad?
La ley de Riesgos de Trabajo no es una Ley de Salud. Es una Ley de Seguros. Está más vinculada a la legislación de seguros que a la salud de los trabajadores. Ya no hablamos de Monsanto sino del trabajador de la construcción, al trabajador rural, es una ley que asegura al empleador. El trabajador no tiene derechos salvo en el caso que tenga un trabajo registrado, que el empleador pague la alícuota de la ART, es después del infortunio, cobrará un resarcimiento limitado, parcial, sin posibilidad de acceso a lo que establece el derecho de daños.
- En el encuentro sobre salud laboral en Villa Constitución, hace dos años, se mencionaba la falta de posibilidad de registro y control ante el crecimiento de nuevas formas de extractivismo, el trabajo precario y la incorporación de plaguicidas cada vez más potentes que son parte de los instrumentos de trabajo. ¿Cómo viene desarrollándose esa tendencia y qué medidas se toman al respecto?
Desde el punto de vista oficial no se ha avanzado nada. En las actuales condiciones laborales de la Argentina daría la impresión que nadie se enferma ni se muere. Los trabajadores rurales se mueren en el trabajo por “accidentes”, no hay registros epidemiológicos de qué se enferman ni de qué se mueren los trabajadores argentinos. Ni hablemos de los impactos de las nuevas tecnologías, porque ni aun en las tecnologías más clásicas tenemos un conocimiento cabal.
La Superintendencia de Riesgos de Trabajo da una cifra promedio anual de alrededor de ochocientos cincuenta muertes. En realidad, estudios estadísticos basados en la experiencia internacional, nos dicen que las cifras de muerte por experiencias de trabajo se aproximan a los 7.500.
Esta cifra de la Superintendencia se basa en la muerte evidente, la que no se puede ocultar, por accidentes. Ninguna de las muertes allí contabilizadas es por enfermedades. En Argentina somos el país más sano, desde el punto de vista de que nadie se muere ni nadie se enferma en el trabajo, todo el mundo se accidenta.
Fuente: Ximena Cabral, diario Hoy Día Córdoba
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