martes, 16 de diciembre de 2014

Carta a los compañeros: La Historia que nos conmueve y el presente que protagonizamos desde la trinchera


El 25 de noviembre de 1975 por la tarde, en un sencillo acto realizado al oeste de la ciudad de Rio Cuarto, el Secretario General de la Seccional local de la Asociación Trabajadores del Estado, compañero Julio Argentino Fernández (Trabajador Civil de la Fuerza Aérea), le entregaba en manos a mi madre y mi abuela materna las llaves de la casa de un conglomerado de viviendas dignas y populares construida por el gremio y ocupada por cientos de trabajadores del Estado que se lo denominó Barrio  ATE II. Justo ese año se cumplía el Cincuentenario de nuestra organización sindical. Aún hoy conservo ese llavero como una premonición de la historia que, muchísimos años más adelante, entendería porque mi abuela me lo regalo antes de morir.

Hace muy poco se cumplieron 39 años de ese día. En ese momento, mi padre, había sido detenido en julio del 75 por el terrorismo de Estado, pasado a disposición del Poder Ejecutivo Nacional y formaría parte de la inmensa lista de presos políticos, que durante casi 8 años, permaneció injustamente detenido por el solo hecho de participar de un proyecto que planteaba una Patria Libre, Justa y para Todos.

Es por ello que tengo el orgullo de decir que nací, me crie y di mis primeros pasos de niño y adolescente en el Barrio de ATE. También de gritar que soy hijo de una trabajadora de un Banco Estatal que el menemismo cerró y de un padre que me enseñó la pelea por las causas justas y nobles. Cuantos recuerdos de esa entrañable etapa de mi vida en el querido Barrio de ATE, casa que aún hoy cobija los sueños y abriga de amor a mis viejos y mi hermana menor, Florcita.

Esos años se forjaron a fuerza de potreros, juegos callejeros, peleas de niños, en un lugar de la ciudad que recién se iba conformando, y que me tatuarían de por vida mi carácter solidario, comprometido con el otro, siempre con la idea de organizarnos para ayudar al que menos tenía y al que más lo necesitaba.

Con mis amigos del barrio, todos hijos de estatales, sufrimos, ya en los 90, el saqueo del Estado por parte del neoliberalismoviviéndolo en carne propia cuando nuestros viejos perdieron su laburo. Y el barrio cambió su fisonomía, se puso distinto y los pibes también. Muchos se marcharon a otros lugares, otros tuvimos la suerte de intentar estudiar o trabajar y muchos otros cayeron victimas del modelo terminando con un destino de marginación y represión en las instituciones del sistema. Ahí entendí que la disputa central con el enemigo se da en el territorio, ahí se da la batalla cultural, en los barrios periféricos y populares, una clase obrera media que perdía ese estatus y se venía a pique. Pero nunca perdimos la dignidad ni la participación social y mucho menos la capacidad de organizarnos en la solidaridad y la esperanza.

Las vueltas de la vida me llevaron por la Patagonia, por el Norte Argentino, en donde comencé mi participación política con profunda convicción y luego de los levantamientos populares del 19 y 20 de diciembre del 2001 de aquel verdadero Argentinazo, me trajeron de vuelta a mis pagos luego de 8 años afuera de la ciudad. Y fui a parar a la casita del Barrio ATE II, no por eso solamente, sino por una enfermedad terminal de mi abuela materna, quien me crió, formó y me llenó de amor por lo cual decidí, con mucha convicción, que debía volver para cuidarla, mimarla y acompañarla hasta el final. Y así fue. Ella me pidió que nunca más deje sola a mi madre y yo acepté ese compromiso.Por eso me quede y acá estoy.

Luego entre a trabajar en el Servicio Nacional de Sanidad y Calidad Agroalimentaria (SENASA) como apoyo técnico veterinario hace ya más de 12 años. Inmediatamente me agremié en ATE. Un año después era delegado de base en mi sector, luego miembro de la Junta Interna Provincial de ATE en SENASA y el 28 de noviembre de 2007 los compañeros de la conducción de ATE Córdoba y de ATE Nacional decidieron nombrarme como Delegado Normalizador junto a Walter Avalos, para intervenir la que por aquel entonces era una Delegación.

Cuanta angustia e incertidumbre ese día que, con el paso del tiempo, se convirtieron en certezas y convicciones. Recibíamos una Delegación fundida, con juicios, con sólo 80 afiliados, con una sede que se venía abajo, pero sobre todo sin un activo militante que colaborara en revertir la historia y con una imagen muy deteriorada hacia afuera por las nefastas (des)conducciones que tuvimos por más de 17 años.

Y ese fue un momento duro de mi vida. No saber para donde encarar, por donde ir, cómo hacer para cambiar la realidad. Ahí entendí que a los dirigentes no nos eligen sólo para los buenos momentos, sino todo lo contrario, para los malos momentos y es ahí en donde debe estar un dirigente asumiendo el compromiso. Empecé a indagar entonces en la historia de ATE, leyendo libros, escuchando compañeros más grandes, y eso me conmovió. Fue un clic que me llevó a buscar y apretar aquel llavero entregado por ATE  a mi madre y regalado por mi abuela como un símbolo de la historia que debía aceptar. Cuando descubrí que la sede nuestra se compró en la década del 50 con tanto esfuerzo de nuestros afiliados y que cada ladrillo colocado está impregnado de alegrías, tristezas, sudores y hasta de sangre de nuestros compañeros, es que entendí la importancia de ser protagonista del momento que me tocaba atravesar. Nos nutrió la mística de aquellos pioneros del Teatro Verdi que peleaban por los jornalizados, por la estabilidad laboral, por salarios dignos, por un gremio autónomo de los partidos y los gobiernos, ¿acaso esas no son nuestras principales peleas hoy? ¿Acaso no nos duele cuando tocan a los compañeros más débiles en la cadena de la precarización? Ahí entendí, a pesar que milito desde los 15 años, que ser militante gremial es una verdadera vocación, muchas veces ingrata y mal vista, pero tan valiosa e importante para la liberación nacional. También investigué mucho sobre la historia de la seccional, y hallé militantes intachables, aguerridos, que pelearon en la Resistencia Peronista contra la Revolución Fusiladora, que pelearon en los 70 contra la dictadura oligárquico-militar y que resistieron en los 90. Cómo no me iba a enamorar de ATE. Cómo no resaltar la figura del mejor, por lejos, Secretario General que tuvo ATE en la ciudad, que fue y es Julio Argentino Fernández. Por eso homenajeamos su figura y su familia, colocando una placa con su nombre en una de las salas de reuniones de la nueva sede de ATE Rio Cuarto.

Fue así, que sin licencia gremial ni cobrar un solo peso del sindicato, como hasta hoy, salimos junto a varios compañeros a caminar los sectores y recorrer las localidades de la región. Nos hicimos cargo de los conflictos gremiales, recuperamos la asamblea como lugar de construcción no sólo de los diagnósticos sino también de la toma de decisiones y del mandato de los trabajadores. Se pagaron las deudas, salimos bien parados de los juicios, con muchísima austeridad, sosteniendo el gremio muchas veces con nuestros bolsillos, comprando la yerba para el mate, poniendo para hacer volantes, pusimos al gremio en la calle, años sin tener una bandera de ATE flameando, y ahí estábamos nosotros con tanto orgullo. El otro día se cumplieron 7 años del comienzo de una nueva etapa en ATE Rio Cuarto. Y eso es ATE, un puesto de lucha en la trinchera para pelear  organizando la esperanza y la dignidad en lucha colectiva.

El 28 de agosto de 2009 se normalizó la Delegación y pasamos a ser Seccional, se llevaron a cabo las elecciones, y hasta ahí el proceso que para nosotros aún no tiene techo, a pesar de las dificultades en estructura, económicas y hasta de recursos humanos para sostener este gran trabajo gremial, que no fue de una sola persona, sino de un conjunto de compañeros que entendieron el mensaje, asumieron el compromiso y lo llevaron a la práctica con mucha militancia sin pedir nada a cambio.

Hoy tengo el orgullo de decir que nuestra seccional tiene 1123 afiliados, 75 delegados, estamos en 19 municipios, 2 sectores provinciales y en 11 sectores nacionales. Cambiamos de sede, hoy mucho más funcional y céntrica que la anterior, abrimos locales del gremio en La Carlota, Villa Huidobro, Sampacho y Gigena. Logramos locales propios en la ANSES y en el Área Material Rio Cuarto. Pronto, seguramente en el Arsenal de Batallones de Holmberg. Lo más importante y destacable también es el crecimiento de nuestros cuadros, la referencia lograda no sólo en los trabajadores estatales sino en la comunidad toda. Pero sobre todo que paramos ATE como el gremio que le hace frente al ESTADO/PATRÓN desde la autonomía y la defensa legitima de los derechos de los trabajadores del Estado de la ciudad y zona.

Ya llegando la culminación del proceso que me tocó conducir uno se llena de nostalgias y recuerdos, buenos y malos, tristes y alegres de muchas anécdotas e historias para relatar. Tengo el orgullo de decir que no soy un Secretario General de escritorio, siempre he estado y estaré en la trinchera. Conozco cada sector de trabajo en la ciudad, recorrí cada pueblo, cada corte de calle, de ruta, de puente, estuve en todas las asambleas y conflictos, encabecé las marchas, toque el bombo, enfrentamos la policía cuando nos quisieron reprimir, llevé la bandera de ATE como estandarte, conozco a cada delegado y a muchos de los más de 1000 afiliados. Creo esa es mi fortaleza, el de conocer el territorio.

Siempre digo que lo objetivo es planificar, tener una estrategia, llevarla a cabo, saber con cuantos compañeros y recursos vamos a contar, puede salir bien o mal pero uno tiene un Plan.

Lo subjetivo, lo que nos da la fuerza para ello es la esperanza en los compañeros y la fe que uno tiene en que la realidad es transformable. Eso es lo que produjo en mí y en los compañeros una mística por ATE inquebrantable.

Para cerrar, quiero desearles unas fiestas en familia, compartiendo la mesa, el pan dulce y el vino. Ahí estaremos levantando en cada copa nuestros sueños, logros, tristezas y derrotas, pero debe ser un día de festejo, porque festejar está también luchar y saber que disfrutamos también de nuestras pequeñas grandes victorias y avances. Por eso en ATE creemos que sin vínculos y sin afectos es imposible construir un proyecto político de liberación.

El año que viene en ATE se renuevan todas las conducciones, Nacional, Provincial y de la Seccional. Aún no sabe uno en qué lugar le tocará estar porque los cargos son lo de menos, son  sólo una chapa si uno no se abraza a la historia que conmueve y mantiene el compromiso de ser protagonista de la lucha del movimiento obrero en la Argentina. El futuro dirá donde estaré en el 2015. De lo que si estoy seguro es que siempre lo haré militando en ATE, y siempre al lado de los sectores populares y los más postergados como lo hacemos también desde la Central de Trabajadores de la Argentina (CTA) todos los días, que también me toca conducir hace ya varios años.

Ya para terminar, creo que como cualquier Secretario General uno deja su impronta. La mía fue la de abrir puertas, delegar, trabajar en equipo, ser honesto y militar las 24 horas para lograr el bienestar de nuestros afiliados. Siempre con alegría. Por ello no sólo la pelea gremial llevamos a cabo estos años. Gestión en lo social, en turismo, con herramientas de comunicación propia, en lo cultural.

Aprovecho estas líneas para agradecerle a cada uno de los afiliados que nos brinda su confianza para que lo representemos, a cada delegado por su compromiso con la causa, a cada miembro de la Comisión Directiva por su apoyo brindado, y sobre todo al Equipo Gremial que le puso el cuerpo a cada conflicto y nunca me dejó solo.

Por eso tomo una frase de un compañero, le agrego algunas palabras y se las dejo:

No sirven los héroes individuales, los héroes personales, los caretonesa los que sólo les importa figurar, que los adulen, soberbios que no ganaron nada. Para mí, y estoy convencido, sólo sirven los héroes colectivos, grupales, trabajando en equipo, desde la humildad, la sencillez y el perfil bajo. Esos héroes son los que trascienden en la historia. Por allá vamos compañeros y compañeras. Feliz 2015 para la gran familia de ATE .No nos conformamos con lo que logramos, vamos por ms, lo mejor está por venir.

FEDERICO GIULIANI. SECRETARIO GENERAL CTA RIO CUARTO

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