Todavía
es de noche y hace frío. Son las 6 de la mañana y en la sala de espera
del hospital ya hay decenas de personas esperando para sacar un turno.
Un bebé de pocos meses toma la teta mientras su mamá sostiene también a
otro nene de tres años que descansa sobre sus piernas.
Los insumos básicos escasean y los médicos y enfermeras trabajan más
horas de las que sus cuerpos se lo permiten. No es una pintura de Berni,
es la realidad que viven a diario los hospitales y centros de salud de
la provincia de Buenos Aires desde hace años.
En entrevista con el periódico de la CTA, Guillermo Pacagnini, Secretario General de la CICOP (Asociación Sindical de Profesionales de la Salud de la Provincia de Buenos Aires), detalló estas y otras cuestiones sobre la situación de la salud pública en la provincia más densamente poblada del país.
-Además del Posadas, ¿cuál es la situación del resto de los hospitales bonaerenses no solo en relación a la precarización laboral sino también en relación a la falta de insumos?
Más allá del Posadas que es una suerte de capital sanitaria de la precarización y por eso libra una dura y heroica lucha, en los hospitales provinciales, desde el emblemático conflicto del 2005 donde logramos un triunfo importante sobre la precarización y posteriormente la recuperación, aunque acotados, de los concursos, mantenemos niveles que no superan el 10%. Por el contrario, los municipios son los eslabones débiles: desfinanciados, ajustados y bajo el autoritarismo de los punteros intendentes, supera el 50%. Ahora, por la crisis estructural bonaerense y la política restrictiva nacional, hay una severísima crisis de insumos. El Fiorito (Avellaneda) estuvo semanas con la admisión cerrada en la Terapia Intensiva por falta de bicarbonato (un “suero” elemental); el Niños de La Plata con faltantes de insumos de los más elementales para una guardia y el Eva Perón de San Martín lleva tres meses sin oncológicos (interrumpiéndose tratamientos contra el cáncer ¡!). Se trata de tres hospitales interzonales de alta complejidad, cabeceras de zonas sanitarias o de derivación provincial.
Mejor no imaginarse la suerte de los hospitales del segundo cinturón. Asimismo hay obras esenciales paralizadas como la emergencia en el Eva Perón. Caminar entre escombros parece que no es insalubre en tierras de Scioli. Con el déficit presupuestario como denominador de estos males, hay una crisis crónica que se está agudizando con una dinámica muy peligrosa. Se apela al trueque de insumos entre hospitales, para salir del apuro. El insumo, así como otra infraestructura, hace no sólo a la atención, sino a las condiciones de trabajo y salud laboral del trabajador del equipo de salud. La carencia de insumos compromete seriamente la salud de la población y del trabajador.
-En relación a la formación universitaria, ¿los estudiantes que se reciben, lo hacen con una formación humanista o más bien mercantilista de la salud?
Sin dudas mercantilista. A lo cual se agrega el deterioro de los contenidos científicos también y la ausencia de la formación profesional continua de postgrado a cargo del Estado. Ello atenta contra la calidad del recurso humano y su compromiso con la salud pública. Desde la CICOP nos proponemos profundizar la acción sobre los residentes, profesionales en formación, para pelear por recuperar vacantes e integrarlos posteriormente al sistema en planta permanente. Pero desde ya que todo remite a un cambio más global, hacia un cambio de raíz en el modelo económico y social orientado a las necesidades de los trabajadores y el pueblo y no a la inversa como sucede ahora. Para que haya no sólo los cambios en salud que reclamamos, sino también un cambio en la enseñanza universitaria.
-¿Se puede comparar la situación actual de la salud pública con la vivida durante el Menemismo? Si es así, ¿en qué sentidos?
En la década del ’90 se pretendió dar un salto de calidad en los planes del Banco Mundial de apelar a vías de financiamiento alternativas al presupuesto estatal, tales como los aranceles directos o encubiertos, mecanismos de autogestión, privatizaciones y a la racionalización de personal y a su precarización. Ello se institucionalizó en leyes y decretos, muchos de los cuales fueron derrotados con la lucha, terminando derogados o nunca aplicados. La “joya sanitaria de la abuela” no pudo ser robada, como hicieron con otras empresas del Estado. La defendimos como conquista popular, pero quedó malherida.
El kirchnerismo, no incorporó la salud ni al doble discurso, ni en la Nación ni en la provincia y no tocó uno solo de los engranajes que logró colocar el menemismo. Virtualmente el sistema está casi colapsado porque crujen los tres pilares en los que se asienta: la financiación, el recurso humano como centro de la infraestructura y la organización en niveles de atención. El sistema está desfinanciado (Buenos Aires tiene el presupuesto más bajo en términos relativos del país, un 6,4%), despoblado (los planteles mínimos no están cubiertos y los planteles necesarios se desconocen) y fragmentado (no sólo no existe un sistema único con un plan sanitario, como el que postulamos, sino que ni siquiera hay coordinación entre las unidades sanitarias barriales, los hospitales zonales y los de cabecera interzonales). Si bien no hay arancel directo, subsisten mecanismos indirectos en los municipios y la tercerización de servicios de apoyo como la limpieza, con personal ultraprecarizado. Recuperando la coparticipación que el gobierno nacional se lleva a su caja política, estableciendo un sistema tributario progresivo y repudiando la deuda pública, la provincia tendría los recursos para financiar un sistema único de salud pública, gratuita y de calidad como el que proponemos. Ni Cristina ni Scioli, tienen la voluntad política de hacerlo.
-¿Se tienen cifras confiables sobre mortalidad infantil, hambre y pobreza en la provincia de Buenos Aires?
En absoluto. La corresponsabilidad de los gobiernos nacional y provincial, no sólo se da en el ajuste sino en la ausencia de estadísticas confiables. Si uno se remite a las cifras que comunican, en la Ciudad creció más del 25% y en la Provincia bajó modestamente. Sin embargo hay dos problemas. Quisiera saber qué es lo que pasa si consideramos el “área metropolitana” donde hay una distorsión ya que en la ciudad allí se atienden una mayoría de población “en tránsito” y proveniente de la provincia. Las mediciones de consultoras marcan que la pobreza e indigencia subieron aunque el gobierno sigue falseando la ubicación de la línea de pobreza e indigencia. Cada vez que calculamos la canasta para las paritarias, nos encontramos con el mismo problema.
Las estrategias permanentes de nuestro sindicato son la defensa del nivel de vida de los compañeros del equipo de salud y también del sistema público. Convencidos que lo que no se invierte en salud, se paga en vidas. De pacientes y también de trabajadores. Y que nuestro compromiso aportó cualitativamente a que hoy hospitales y centros de salud sigan en pie.
-¿Cuáles son los principales desafíos para CICOP de este año?
Tres prioritarios: desarrollar la lucha por el pliego de reclamos con salario y condiciones de trabajo como ejes fundamentales; defender el sistema de salud público que atraviesa una grave crisis y seguir avanzando en la organización de la CICOP en cuanto a su incidencia en el escenario sociopolítico y sanitario, promoviendo el modelo sindical democrático que practicamos y aportando a la construcción de la CTA.
El fuerte conflicto bonaerense en curso nos encuentra respondiendo a los tres de manera simultánea: paramos y movilizamos por romper el techo paritario y contra el pérfido mecanismo de ajuste salarial en cuotas, a la vez instalamos en la prensa la crisis sanitaria, reclamando un presupuesto de emergencia para insumos, reparación edilicia y otras cuestiones; y lo hicimos mediante una amplia consulta en la base profundizando la democracia sindical y coordinando en el marco de la CTA hacia otros gremios de la CGT para golpear unitariamente con mayor fuerza.
Artículo publicado en el Periódico de la CTA Nº 93, correspondiente al mes de abril de 2013
En entrevista con el periódico de la CTA, Guillermo Pacagnini, Secretario General de la CICOP (Asociación Sindical de Profesionales de la Salud de la Provincia de Buenos Aires), detalló estas y otras cuestiones sobre la situación de la salud pública en la provincia más densamente poblada del país.
-Además del Posadas, ¿cuál es la situación del resto de los hospitales bonaerenses no solo en relación a la precarización laboral sino también en relación a la falta de insumos?
Más allá del Posadas que es una suerte de capital sanitaria de la precarización y por eso libra una dura y heroica lucha, en los hospitales provinciales, desde el emblemático conflicto del 2005 donde logramos un triunfo importante sobre la precarización y posteriormente la recuperación, aunque acotados, de los concursos, mantenemos niveles que no superan el 10%. Por el contrario, los municipios son los eslabones débiles: desfinanciados, ajustados y bajo el autoritarismo de los punteros intendentes, supera el 50%. Ahora, por la crisis estructural bonaerense y la política restrictiva nacional, hay una severísima crisis de insumos. El Fiorito (Avellaneda) estuvo semanas con la admisión cerrada en la Terapia Intensiva por falta de bicarbonato (un “suero” elemental); el Niños de La Plata con faltantes de insumos de los más elementales para una guardia y el Eva Perón de San Martín lleva tres meses sin oncológicos (interrumpiéndose tratamientos contra el cáncer ¡!). Se trata de tres hospitales interzonales de alta complejidad, cabeceras de zonas sanitarias o de derivación provincial.
Mejor no imaginarse la suerte de los hospitales del segundo cinturón. Asimismo hay obras esenciales paralizadas como la emergencia en el Eva Perón. Caminar entre escombros parece que no es insalubre en tierras de Scioli. Con el déficit presupuestario como denominador de estos males, hay una crisis crónica que se está agudizando con una dinámica muy peligrosa. Se apela al trueque de insumos entre hospitales, para salir del apuro. El insumo, así como otra infraestructura, hace no sólo a la atención, sino a las condiciones de trabajo y salud laboral del trabajador del equipo de salud. La carencia de insumos compromete seriamente la salud de la población y del trabajador.
-En relación a la formación universitaria, ¿los estudiantes que se reciben, lo hacen con una formación humanista o más bien mercantilista de la salud?
Sin dudas mercantilista. A lo cual se agrega el deterioro de los contenidos científicos también y la ausencia de la formación profesional continua de postgrado a cargo del Estado. Ello atenta contra la calidad del recurso humano y su compromiso con la salud pública. Desde la CICOP nos proponemos profundizar la acción sobre los residentes, profesionales en formación, para pelear por recuperar vacantes e integrarlos posteriormente al sistema en planta permanente. Pero desde ya que todo remite a un cambio más global, hacia un cambio de raíz en el modelo económico y social orientado a las necesidades de los trabajadores y el pueblo y no a la inversa como sucede ahora. Para que haya no sólo los cambios en salud que reclamamos, sino también un cambio en la enseñanza universitaria.
-¿Se puede comparar la situación actual de la salud pública con la vivida durante el Menemismo? Si es así, ¿en qué sentidos?
En la década del ’90 se pretendió dar un salto de calidad en los planes del Banco Mundial de apelar a vías de financiamiento alternativas al presupuesto estatal, tales como los aranceles directos o encubiertos, mecanismos de autogestión, privatizaciones y a la racionalización de personal y a su precarización. Ello se institucionalizó en leyes y decretos, muchos de los cuales fueron derrotados con la lucha, terminando derogados o nunca aplicados. La “joya sanitaria de la abuela” no pudo ser robada, como hicieron con otras empresas del Estado. La defendimos como conquista popular, pero quedó malherida.
El kirchnerismo, no incorporó la salud ni al doble discurso, ni en la Nación ni en la provincia y no tocó uno solo de los engranajes que logró colocar el menemismo. Virtualmente el sistema está casi colapsado porque crujen los tres pilares en los que se asienta: la financiación, el recurso humano como centro de la infraestructura y la organización en niveles de atención. El sistema está desfinanciado (Buenos Aires tiene el presupuesto más bajo en términos relativos del país, un 6,4%), despoblado (los planteles mínimos no están cubiertos y los planteles necesarios se desconocen) y fragmentado (no sólo no existe un sistema único con un plan sanitario, como el que postulamos, sino que ni siquiera hay coordinación entre las unidades sanitarias barriales, los hospitales zonales y los de cabecera interzonales). Si bien no hay arancel directo, subsisten mecanismos indirectos en los municipios y la tercerización de servicios de apoyo como la limpieza, con personal ultraprecarizado. Recuperando la coparticipación que el gobierno nacional se lleva a su caja política, estableciendo un sistema tributario progresivo y repudiando la deuda pública, la provincia tendría los recursos para financiar un sistema único de salud pública, gratuita y de calidad como el que proponemos. Ni Cristina ni Scioli, tienen la voluntad política de hacerlo.
-¿Se tienen cifras confiables sobre mortalidad infantil, hambre y pobreza en la provincia de Buenos Aires?
En absoluto. La corresponsabilidad de los gobiernos nacional y provincial, no sólo se da en el ajuste sino en la ausencia de estadísticas confiables. Si uno se remite a las cifras que comunican, en la Ciudad creció más del 25% y en la Provincia bajó modestamente. Sin embargo hay dos problemas. Quisiera saber qué es lo que pasa si consideramos el “área metropolitana” donde hay una distorsión ya que en la ciudad allí se atienden una mayoría de población “en tránsito” y proveniente de la provincia. Las mediciones de consultoras marcan que la pobreza e indigencia subieron aunque el gobierno sigue falseando la ubicación de la línea de pobreza e indigencia. Cada vez que calculamos la canasta para las paritarias, nos encontramos con el mismo problema.
Las estrategias permanentes de nuestro sindicato son la defensa del nivel de vida de los compañeros del equipo de salud y también del sistema público. Convencidos que lo que no se invierte en salud, se paga en vidas. De pacientes y también de trabajadores. Y que nuestro compromiso aportó cualitativamente a que hoy hospitales y centros de salud sigan en pie.
-¿Cuáles son los principales desafíos para CICOP de este año?
Tres prioritarios: desarrollar la lucha por el pliego de reclamos con salario y condiciones de trabajo como ejes fundamentales; defender el sistema de salud público que atraviesa una grave crisis y seguir avanzando en la organización de la CICOP en cuanto a su incidencia en el escenario sociopolítico y sanitario, promoviendo el modelo sindical democrático que practicamos y aportando a la construcción de la CTA.
El fuerte conflicto bonaerense en curso nos encuentra respondiendo a los tres de manera simultánea: paramos y movilizamos por romper el techo paritario y contra el pérfido mecanismo de ajuste salarial en cuotas, a la vez instalamos en la prensa la crisis sanitaria, reclamando un presupuesto de emergencia para insumos, reparación edilicia y otras cuestiones; y lo hicimos mediante una amplia consulta en la base profundizando la democracia sindical y coordinando en el marco de la CTA hacia otros gremios de la CGT para golpear unitariamente con mayor fuerza.
Artículo publicado en el Periódico de la CTA Nº 93, correspondiente al mes de abril de 2013
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