martes, 26 de diciembre de 2017

Mandakovic y la etapa que se abre en el CISPREN: “Necesitamos todos los brazos”

La pérdida de puestos de trabajo, la urgencia de una adecuación del gremio para representar a los autogestionados, los peligros que enfrenta el convenio colectivo, la crisis de las empresas periodísticas, la convergencia tecnológica y la regulación de la pauta publicitaria estatal son algunos de los temas repasados por la primera mujer que encabeza un sindicato de prensa en el país.
“Nuestro desafío es hacer una organización gremial que sirva para este tiempo”. Mariana Mandakovic piensa y habla. Combina el entusiasmo de la dirigente sindical y la pausa de la docente universitaria, que ejerce en la Facultad de Ciencias de la Comunicación de la UNC. Desde hace mucho trabaja como periodista en Propuesta Editorial, “desde cuando éramos 120. Hoy somos seis, y seguimos haciendo revistas. Esa es la realidad de la actividad hoy”, dirá más adelante .
Mandakovic, de obvio apellido croata, también milita hace mucho en el CISPREN, donde ejerció diferentes cargos sin dejar nunca de trabajar. Ahora charla después de haber terminado otra jornada, y remarcamos esto porque es importante. También el ex secretario General Guido Dreizik, volvió a trabajar a La Voz del Interior cuando finalizó su mandato. Y Carlos Valduvino, antecesor de Mariana, vivía renegando que ejercer el cargo le implicó la distancia de sus compañeros de trabajo del diario Puntal de Río Cuarto.
Todos integran la histórica Lista Blanca, que conduce el gremio desde su creación en la década del ’80, con la recuperación de la democracia, aquella se resolvió convocar a un plebiscito en los ’90 para preguntarle a los afiliados si querían integrarse a la CTA.
Hoy Mandakovic, y un grupo de militantes que integran la novel conducción de prensa, enfrentan la mayor crisis de empleo de la actividad que se tenga memoria, atento a su intensidad en un periodo corto de tiempo. Además, la dirigente sostiene que el CISPREN tiene como déficit “no haber podido consolidar una política que salga a representar a todos los que están trabajando por fuera de la actividad formal. Es una de las carencias que esta conducción pretende resolver”.
Pero como es sabido que toda iniciativa política va precedida de un proceso de acumulación, primero es tiempo de hablar de la elección que La Blanca ganó a principios de diciembre.
-¿Qué balance haces del proceso electoral que vivió el gremio?
- La elección fue muy positiva porque, en principio, fue una jornada intensa de actividad gremial. El hecho que hubiera dos listas motivó la participación y la toma de posición. Esto sucedió en algunos medios más que otros -por supuesto- porque en las empresas del Grupo Clarín, como La Voz (del interior), hubo decenas de bajas de trabajadores por retiros voluntarios y esa situación se sintió en la respuesta de los compañeros para ir a votar. En Mitre la participación fue escasa, igual que la que tenemos para elegir delegados, mientras que en Canal 12 estuvo muy bien. En el resto de los medios de Córdoba fue muy buena la afluencia y en el interior hubo alta participación, más que otras veces.
Por otro lado, el resultado de la elección nos da un buen impulso para arrancar, sobre todo atento a que testamos en plena discusión paritaria, pero el grupo que asume esta nueva conducción sigue pensando en avanzar en la representación de la minoría en la Comisión Directiva. Hoy no nos alcanza con el cuerpo de delegados y con tener oposición desde los lugares de trabajo, somos un gremio chico y necesitamos todos los brazos.
Necesitamos debatir adentro porque si no te vas achicando y esta actividad ya se está achicando hace rato.
-¿Cómo ves el panorama en esta coyuntura de despidos, de cierre de empresas, de achique de otras?
- Muy difícil y por eso tenemos que readecuar el sindicato a los nuevos tiempos. La convergencia tecnológica llegó para flexibilizarnos aún más. Perdimos muchas fases del proceso de producción de un medio. Se achicaron los puestos de fotógrafos, no existen más los correctores, ni muchas otras modalidades de trabajo. Esto se traduce en redacciones más chicas, en menos afiliados y se termina sintiendo adentro del sindicato, debilitándonos porque perdemos afiliados y disminuye la fuerza organizativa para poder representar con éxito a los trabajadores frente a patrones cada vez más fuertes y concentrados.
Por eso está la necesidad de salir a buscar a los trabajadores que desarrollan la actividad de prensa y comunicación, pero lo hacen de otra manera, fuera del modelo tradicional que establecía la relación empresa-trabajador. Los medios autogestionados, las páginas web, las productoras, hay montones de formas de producir información o comunicación o contenidos. Acercarnos a esos compañeros nos ayudará a repensar a dónde vamos con nuestro oficio. Hoy la agenda en los medios se arman alrededor de las redes sociales, termina siendo tapa un tema en función a si tuvo aceptación o tiene fuerte circulación en redes.
Además, relacionado con lo anterior pero dándole una vuelta de rosca, me parece es un riesgo muy grande para la relación que existe entre la necesidad de producir información y el desarrollo de la democracia que todas esas nuevas formas de producir de comunicar información no tengan la representación gremial adecuada. Si queremos una sociedad que pueda tomar decisiones serías, que pueda pensar que es lo mejor para el colectivo, tiene que estar bien informada. Eso lo estamos perdiendo. Cada vez hay menos investigación, menos contenidos serios que tenga que ver con esa función social que es la que tenemos como comunicadores.
Creo que el sindicato tiene que agarrar esa bandera con la convicción que si nosotros no logramos revalorizar nuestro oficio no lo va a hacer nadie. Hay que interesar a la comunidad en eso, hay que debatirlo, hay que comprometer a otras instituciones, plantear iniciativas que puedan instalar ese tema, con otros sindicatos, con partidos políticos.
Corremos graves riesgos con la convergencia tecnológica, sobre todo porque el gobierno no mostró cuál es la ley que tiene pensada para este tema. El proyecto que anda dando vueltas es de Martín Becerra que seguramente no será similar al del gobierno.
-¿En ese marco cuáles son los peligros que enfrenta el convenio colectivo?
- Las empresas lo atacan hace años a caballo del argumento que cambiaron los procesos productivos, la convergencia tecnológica, etcétera.
Hoy hay más riesgos que antes de perder institutos del convenio. Nosotros tenemos la necesidad de abrir la discusión a estos nuevos puestos de trabajo que no están contemplados, como el editor de página web, productor de contenidos para las redes, prensa institucional, muchas nuevas modalidades de trabajo que no están contempladas en el convenio colectivo y sin embargo no nos animamos a tocar por el riesgo de perder los derechos adquiridos como la antigüedad, las seis horas diarias por dos días de descanso, las vacaciones en días hábiles y no corridos (como son en la mayoría de los convenios de la actividad privada).
Los empresarios quieren ir por eso. La falta de organización sindical, de fuerza colectiva de la actividad, hace que ni uno ni los mismos compañeros quieran tocar el convenio porque dicen ‘no, es el gran paraguas que tenemos por si nos echan’.
Lamentablemente están pensando en el convenio para el momento que te echan, no antes. Y mientras tanto el convenio se va flexibilizando y en algunos lados directamente no se cumple, trabajan nueve horas con una ‘extensión horaria’ o ‘acuerdo de partes’, según el eufemismo de cada empresa, cuando cobrando las horas extras se les duplicaría ampliamente el sueldo.
-¿Es un fenómeno que se da en todas las empresas?
- En la mayoría, son pocas como Canal 8 (Telefé) que paga convenio, incluidas las horas extras. Los compañeros le regalan ese dinero a la empresa y después dicen ‘el día que le haga juicio le reclamo todas esas horas que no pagaron…’. Listo, buen negocio para el abogado, pero en tanto perdemos capacidad para aplicar el convenio en el día a día, situación que favorece a las patronales que sí, van por nuestros convenios, como sucede en otras ramas de actividad.
-La disyuntiva entonces es la necesidad de adecuar el convenio a la realidad de las nuevas tecnologías que influyen en el oficio, que se choca con el temor de que las empresas aprovechen esa discusión para recortar derechos adquiridos.
- Seguramente, pero para peor ese temor puede ser una realidad porque no construimos fuerza ni incorporamos otras actividades que deberían estar tipificadas en el convenio y en realidad temo que quedemos en una situación muy difícil. Sólo podemos zanjar el dilema fortaleciendo el sindicato.
-Otra complicación que se suma a la coyuntura que describís es el cierre de empresas que se dio este último tiempo de manera acelerada.
- Si, yo te diría los últimos cinco años, agudizándose a partir de la asunción de Macri. Es un fenómeno nacional que nos lleva a hablar de 3500 puestos de trabajo perdidos en todo el país. Es un montón para nuestra actividad. En Córdoba son unos 350, no sólo despedidos sino que en algunos casos porque el trabajador se jubila y las empresas no renuevan el cargo.
-¿Esa cifra incluye a los 70 retiros voluntarios de La Voz del Interior de los últimos dos meses?
- Si. Además están el cierre de La Mañana de Córdoba, El Argentino, la corresponsalía de revista Veintitrés, la radio LV2. Al mismo tiempo se van achicando las plantas. En Propuesta Editorial antes de la crisis del 2001 éramos más de 120 trabajadores, 16 años después somos seis. Y seguimos haciendo revistas.
Paralelamente se desarrollaron medios autogestionados. Y hay que tener mucho cuidado porque no se trata del profesional independiente que puede abrir su oficina. No, mentira. Es el trabajador informal que se las ingenia para hacer lo que les gusta, canalizando a muchos sectores que no tienen la posibilidad de ser escuchados, porque la lógica de cómo funciona el discurso dominante está más vigente que nunca, incluso fortalecido. Los grupos concentrados de poder que manejan medios cada vez son más fuertes. Y con la variante que la información no les importa porque la inventan y después la hacen circular en las redes. Para qué cubrir algunos eventos entonces. Los que compraron Telefe son un grupo de entretenimiento norteamericano.
-¿Hay una crisis de las empresas, desde tu perspectiva, que deriva en los despidos masivos? ¿O se trata de maximizar las ganancias a costa de rebajar la calidad de la producción informativa?
- Hay una crisis que tiene ver a que se les cayó el negocio vinculado a la venta de publicidad, tal como lo tenían atado. Si antes le garantizabas a los anunciantes una audiencia promedio para venderle el espacio para proyectar la publicidad, hoy ese negocio se cayó y los anunciantes usan el celular para llegar a su clientela. Hoy la Big Data funciona a mil y si entraste a una empresa de turismo una vez, te bombardean con 500 mil mensajes para que sigas comprando. Eso es el negocio ahora, y los medios están afuera.
Para mí siguen vigentes porque hoy son grandes lobbistas políticos y en consecuencia la existencia de los medios le interesa al poder político antes que al comercial. En todo caso la viabilidad económica depende relación existente entre el poder político y el económico, en función de los negocios que quieren hacer, pero no porque los medios sean un negocio rentable. Por eso tratan de achicar los costos.
-¿Cuál es la respuesta que debería dar el sindicato ante ese panorama?
- Ante esta situación el CISPREN tiene que instalar este debate con otros actores políticos y sociales para poder entender que el tema de la información no puede quedar solamente pegado a un negocio económico. Tiene una responsabilidad social muy grande y por eso hay que sostener a los medios.
-¿Coincidís entonces con Reynaldo Sietecase cuando dice que el Estado tiene que sostener de alguna forma a los medios quebrados?
- Si. ¿A vos se te ocurriría privatizar la Justicia? No, el Estado tiene que garantizar su funcionamiento. Ahora, el rol que tiene la información en la democracia es vital, clave, para que la sociedad tenga elementos con qué pensar lo público. Que a los políticos les moleste que un periodista investigue… Y no me refiero a que los periodistas sean fiscales ni mucho menos, ni que los periodistas seamos todos buenos. Hablo de la responsabilidad social que tiene la profesión de producir información, que tiene que chequear fuentes, buscar datos. Bueno, lo básico. Si no es todo un gran circo donde vamos cada vez peor y la democracia se degrada en sí misma. Me parece que eso es lo que tenemos que instalar y hemos tenido algunas reuniones con diputados provinciales donde planteamos algunas iniciativas para trabajar en esta línea.
-De esta forma, el sindicato debe entrarle a la discusión sobre la distribución de la pauta estatal.
- Debemos adaptarnos a la nueva realidad, no sólo representar a los trabajadores en relación de dependencia, donde el patrón está definido que es contracara de los compañeros, sino también debemos identificar las necesidades de otros trabajadores que están en actividad y la ejercen de otra manera. Eso es buscar sostenibilidad para los medios cooperativos, comunitarios y autogestionarios, que cada vez son más porque las fuentes de trabajo en los medios tradicionales se van acotando.
¿Qué otra alternativa tenemos? ¿Mandarlos a buscar publicidad a la calle si sabemos que publicidad no se vende más? ¿Vamos a ir a hacer inspecciones con el Ministerio de Trabajo, cuando en realidad sabemos que son un grupo compañeros que se organizaron en cooperativas, buscando su propio camino ante la falta de alternativas en el mercado laboral de prensa?
Tenemos que preocuparnos por la sostenibilidad de esos medios porque de lo contrario tampoco los periodistas en relación de dependencia tenemos salida porque no podemos elegir otros sectores dónde trabajar. Y eso es lo que nos lleva a trabajar condicionados por saber que si perdés ese trabajo no hay otro donde ir. Para eso tenemos que hablar con todos.
-Con este planteo la nueva conducción está abriendo una etapa nueva dentro del CISPREN porque la campaña estuvo muy embarrada.
- Se embarró mucho la cancha, es cierto, fue una campaña vieja. Nos hubiese gustado discutir estos temas, la necesidad de hacer una actualización del registro de trabajadores en la provincia, que dé un reconocimiento del gobierno provincial que permita otorgar un carnet para trabajar el tema de la pauta oficial, que nos podamos ordenar para hacer grande el sindicato, pero en función de qué debate vamos a dar en la sociedad.
-¿Fuera del sindicato cómo ves la realidad del movimiento obrero de Córdoba?
- Creo más que nunca en la necesidad de lograr unidad. Las divisiones de las CGTs y las CTAs se están empezando a rever, me parece. Y nos va a terminar de unir el espanto porque la reforma laboral nos va a afectar a todos. Quieren impulsar desde el gobierno un cambio de paradigma que es una locura, como pretender poner en situación de igualdad en la normativa al trabajador con el patrón, cuando es obvio que la realidad es abiertamente desigual.
Eso no significa que nos vamos a unir con los sindicatos empresariales. A ellos les viene muy bien esta reforma porque tienen negocios, clínicas, son arte y parte de esta reforma y van a sacar rédito.
Por eso pienso que por debajo tiene que haber unidad y debate. Durante la campaña estuvimos haciendo recorridas para charlar con otros gremios, hablando estos temas al mismo tiempo que planteamos que el CISPREN va a cumplir con uno de los principios centrales de la CTA-A como es la autonomía, para ampliar la discusión y lograr una cancha más grande. Ese es el desafío porque no debe haber posiciones insalvables en la clase, somos todos trabajadores.
-¿Cómo ves el futuro para avanzar en políticas en común de los sindicatos de prensa del resto del país?
- Vamos a continuar con la política de integrar la Mesa Nacional de Prensa, que se conformó a principios del año pasado. Queremos impulsar el debate de estos temas a nivel nacional, quizás utilizando la Fatpren como herramienta, habrá que ver. Pero lo cierto es que hay que entrarle a la nueva realidad de manera conjunta porque no podemos seguir perdiendo puestos de trabajo, descalificando un oficio que es fundamental para la vida democrática. No podemos seguir apostando a la nada, por más que pensemos que las democracias capitalistas son ficticias. Necesitamos construir conciencia de clase, ampliar la representación para enfrentar la nueva etapa. Y reivindicar el oficio.

Ya empiezan a funcionar

“Una de las propuestas que vamos a poner en marcha ya es el funcionamiento de la Secretaria de Género y la de Medios Autogestionados. Ambas son inherentes a estos nuevos tiempos. Necesitamos tener política específica para los autogestionados, estamos hablando con los compañeros de la CTEP para que se acerquen al gremio para construir otra cosa. Ellos quieren hacer un sindicato con estos compañeros y nosotros creemos que podemos hacer algo conjunto que los contenga, algo que esté institucionalizado, con representación propia y estatuto para fijar política propia de manera paralela a las cuestiones que abordamos en el CISPREN en los medios tradicionales”.

Obra Social

“Prensalud está sufriendo las consecuencias de ser una obra social solidaria en medio de un mercado de la salud donde la enfermedad es el mejor de los negocios. Si no está en esa línea la competencia feroz te va sacando afiliados y no cierra por ningún lado. Está claro que no podemos dejar que la obra social se lleve puesto el sindicato porque sin obra social está la salud pública pero sin sindicato no queda trinchera dónde defendernos. Hay que separar ambas cosas, ni la obra social puede ser una mochila del sindicato ni el CISPREN puede hacer política a partir de la obra social”.
Fuente: www.ctacordoba.org
* Equipo de Comunicación de la CTA Córdoba

No hay comentarios:

Publicar un comentario