La expectativa de vida in crescendo, parece ser una victoria pírrica. Prolongar la vida parece ser castigo, es una más de tantas vejaciones crueles y con saña de esta formación inescrupulosa anti –vida, extremadamente patógena, productora de defunciones indignas. Un encarnizamiento terapéutico, para sacar provecho hasta el último suspiro, y aplicar desde la sala de parto hasta un metro y veinte centímetros bajo tierra, la plusvalía de modo descarnado.
Los millones de niños amuchados crecerán y en el tamiz capitalista, algunos lograrán sortear las armas de fuego y la miserable sobrevida de hacinamiento y destierro, otros seguirán franqueando los filtros y tal vez alguno llegue a ser un trabajador registrado o no y si aún continúa en carrera, llegará al final de la meta laboral, para que su alma se reduzca a una jubilación mínima, tan mínima como la minimización que hacen los levantadores de mano, que con sueldos kilométricos y sobres por debajo de la mesa, deciden cuánta miga tiran desde el mantel de seda.
La vejez empieza en la niñez, y los descartables que no llegaron ya no importan. Pero si de ajustar se trata, es mejor ahorcar que ajustar, remarcar precios de remedios, alimentos y aumentar menos la migaja de la AUH, las jubilaciones o las pensiones. El sistema habla, con sus hechos y con sus voceros, que a modo de arenga emiten demagógicos sonidos con altos decibeles, haciendo que pelean con los otros que se jactan de defender a sus defendidos, en una banca en la que nunca representan ni gobiernan. Así a ambos lados de esa grieta virtual, construida, mediática y berreta, cruzan cañitas voladoras, mientras los abajo perecientes miran azorados. Los socios de los empresarios de primera división y del ascenso, simulan pugnar por defender a sus representados que no conocen.
Los descartables descartados ya no están, la aplanadora estatal ya aplastó sus sueños y a sus soñantes, con balas y con miseria planificada. Pero a los que quedan les dice que hasta acá llegaron, y que si llegaron no la van a pasar tan bien, por más que cobren por ventanilla algunos billetes con pantomimas zoológicas.
De esta manera en el edificio del congreso, carpa de un circo siniestro , es donde el sueldo bruto de los dipu-payasos pasó en junio, por firma del presidente de su cámara , de 127.000 a 137.610 pesos, lo cual se traduce en un aumento de bolsillo de alrededor de 7 mil pesos (de 88.000 pasaron a cobrar 95.000 pesos), sin contar desde luego los gastos por desarraigo, que ascienden a 18.230 pesos netos, y los canjes de pasajes. Allí le ponen precio a la niñez que supo ser el privilegio de esta tierra y allí se decide el valor hoy transformado en precio de una vida de trabajo. Nuestra barbarie opresora no duda en dejar morir a quienes tienen el cúmulo de los años y de la vivencia para enriquecernos con sus cuentos de barcos y de radio a galena.
Los números son meros objetos ridículos, y hemos perdido capacidad de avergonzarnos. El proyecto de reforma previsional que presenta media sanción, recorta a 16 millones de personas, entre ellos 8.066.851 niños, niñas y adolescentes. Argentina paga mensualmente 4.124.958 asignaciones familiares a trabajadores con hijos menores de edad y 3.941.893 Asignaciones Universales por Hijo a trabajadores desocupados, informales y monotributistas.
Pibes y pibas que integran los grupos familiares con menores ingresos, el 61% de nuestra población. El monto de ambas asignaciones es idéntico: $ 1.412 por mes. El aumento que correspondería –como el de las jubilaciones- debería ser del 14,5%, con lo que la asignación más extendida pasaría de $ 1.412 a $ 1.616,74, subiendo $ 204,74. Con la discutida “reforma previsional” el aumento será del 5,7% y la asignación llegará a $ 1.492. Cada pibe o piba perderá unos $ 125. La pérdida totaliza un recorte anual de 12 mil millones de pesos o más.
En cuanto a las jubilaciones, ambos bandos de la pelea entre socios, aseguran que la jubilación se actualiza y aumenta. En una fórmula -poniendo como ejemplo una jubilación de $ 10.000- en enero terminaría en $ 12.423 en diciembre. Esto significa un incremento de 24,2%. Según la propuesta oficial, la jubilación comenzaría en $ 10.000 y terminaría en $ 12.108, o sea, aumentaría 21,1%.
Porcentajes más o porcentajes menos, fórmulas inentendibles, grietas sin rupturas, las niñas y niños sin niñez, los ancianos sin ancianidad, siguen quedando a la vera de un camino donde el presente y ser económicamente activo, es el modelo de vitrina. La civilización no es civilizada y la barbarie no es tan bárbara. El occidente que tenemos dentro nos hace menos humanos. Lo demuestran aquellos desertificados por Roca. Pueblos originarios, aquellos que se consideran parte de la tierra que nunca dejaron de respetar a sus niños y ancianos , pese que el Estado Nación les pasó por encima. Deberían ser nuestros pedagogos.
Hay que avisarles a los propulsores del desastre que en las comunidades originarias está el ejemplo y no el enemigo. Como en la muestra “Entramando identidades” en enero de 2016, Sandro Rivas Pichicura, integrante del Espacio de Articulación Mapuche de Bariloche, decía muy simple lo que representa la cosmovisión Mapuche, “La transmisión se hace de manera vivencial a través de los viejitos que saben”. Sencillo y contundente, tan difícil en su comprensión para los que corremos detrás de las monedas. Pero aprender no es costumbre en nuestro tiempo, y será un desafío aprender de la historia que hacen los pueblos y no de los que escriben la historia.
Como cuerpo social descolectivizado hemos elegido deshacernos de las franjas etarias fundamentales, que por simple cronología y determinación no generan ganancias, ya sea por considerarlos en tiempo de espera o porque la epidemiología no los selecciona como activos sino como trastos de galpón, que sólo se sientan a esperar a convertirse en exequias.
Fuente: www.agenciacta.org
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