Equivalen
a 1 de cada 3 ocupados. No tienen cobertura de salud ni hacen aportes
para jubilarse. Tampoco vacaciones pagas o días por enfermedad. Y ganan
30% menos que los que están en blanco.
La
radiografía laboral argentina, según las cifras oficiales más
recientes, marca que hay 5.360.000 personas que trabajan en la
informalidad o “en negro”. Se trata de asalariados y trabajadores por
cuenta propia o profesionales que en los registros de la Seguridad
Social no figuran con aportes previsionales.
Los datos son del Ministerio de Trabajo. Y está actualizados a junio del año pasado. Dicen que hay 15.913.400 personas ocupadas. Y de ese total, los que están aportando suman 10.553.566, que equivalen al 66,3%.
El restante 33,6% trabaja en la informalidad. O lo que es lo mismo, de cada 3 ocupados, uno está “en negro”.
Entre los que trabajan en negro, el grueso corresponde a asalariados en relación de dependencia. Los sectores especialmente afectados son la construcción, servicios de hotelería y restaurantes, y el personal doméstico (tanto por horas o por jornada completa).
Trabajar en negro significa no tener aportes previsionales para una futura jubilación, ni cobertura de salud a través del sistema de obras sociales. Estos trabajadores tampoco gozan de otros beneficios legales como vacaciones o días por enfermedad. Según trascendió, la presidenta Cristina Kirchner estaría preparando un anuncio para esta franja de trabajadores a su regreso al país, previsto para hoy.
En los últimos años también aumentó el número de jubilados que trabaja, inclusive en relación de dependencia. Esto se explica por el incremento de la expectativa de vida; pero también porque los ingresos de la jubilación son insuficientes para vivir.
De los 10,5 millones de ocupados registrados, unos 3 millones se desempeñan en el sector público –nacional, provincial o municipal- que se supone se desempeña en blanco. De aquí se desprende que los ocupados por el sector privado suman 12,9 millones. Con lo cual la informalidad en el sector privado superaría el 41,5% del total.
El grueso de los registrados –8,5 millones- son empleados en relación de dependencia Los profesionales o cuentapropistas suman más de 1,6 millones, distribuidos entre monotributistas –la amplia mayoría– y autónomos. Y otros 300.000 son aportantes del servicio doméstico.
Entre los monotributistas se admite que existe un segmento de trabajadores en relación de dependencia, en especial quienes tienen dos empleos: en el principal figuran en relación de dependencia y en el segundo, como monotributistas. Y sobre 1,2 millón de empleos domésticos, figuran con aportes solamente 304.999 personas.
A junio pasado, el salario medio bruto de los trabajadores en relación de dependencia era de $ 6.200. Pero el 65% cobraba menos que ese promedio, según datos oficiales. Y el 25% percibía menos de $ 3.000 mensuales.
Los trabajadores que no están registrados ganan aproximadamente un 30% menos que los empleados en blanco.
Estos niveles salariales muestran que las escalas de sueldos siguen siendo insuficientes con relación al costo de vida. Mediciones hechas por universidades ubican el costo de la canasta familiar en torno de los $ 7.000, con excepción del sur del país donde el costo de vida es muy superior.
Según el Observatorio del Derecho Social, vinculado a la CTA de Pablo Micheli, aunque muchos sectores económicos tienen elevados niveles de rentabilidad, “la situación de los trabajadores se encuentra lejos de ser satisfactoria”. Y asegura que “el salario real de los trabajadores se encuentra en el mismo nivel de 2001”.
63%. Construcción. Este sector mantiene un elevado nivel de informalidad, que no se redujo ni durante la mejor época del llamado “boom” inmobiliario. Ahora, en crisis por el impacto del cepo cambiario, creció la informalidad y bajó el empleo.
47%. Hoteles y restaurantes. En este sector existe una intensa rotación de personal, facilitada en los últimos tiempos por la incorporación masiva de jóvenes en el rubro gastronómico. La baja del turismo del exterior también afectó la actividad.
Los datos son del Ministerio de Trabajo. Y está actualizados a junio del año pasado. Dicen que hay 15.913.400 personas ocupadas. Y de ese total, los que están aportando suman 10.553.566, que equivalen al 66,3%.
El restante 33,6% trabaja en la informalidad. O lo que es lo mismo, de cada 3 ocupados, uno está “en negro”.
Entre los que trabajan en negro, el grueso corresponde a asalariados en relación de dependencia. Los sectores especialmente afectados son la construcción, servicios de hotelería y restaurantes, y el personal doméstico (tanto por horas o por jornada completa).
Trabajar en negro significa no tener aportes previsionales para una futura jubilación, ni cobertura de salud a través del sistema de obras sociales. Estos trabajadores tampoco gozan de otros beneficios legales como vacaciones o días por enfermedad. Según trascendió, la presidenta Cristina Kirchner estaría preparando un anuncio para esta franja de trabajadores a su regreso al país, previsto para hoy.
En los últimos años también aumentó el número de jubilados que trabaja, inclusive en relación de dependencia. Esto se explica por el incremento de la expectativa de vida; pero también porque los ingresos de la jubilación son insuficientes para vivir.
De los 10,5 millones de ocupados registrados, unos 3 millones se desempeñan en el sector público –nacional, provincial o municipal- que se supone se desempeña en blanco. De aquí se desprende que los ocupados por el sector privado suman 12,9 millones. Con lo cual la informalidad en el sector privado superaría el 41,5% del total.
El grueso de los registrados –8,5 millones- son empleados en relación de dependencia Los profesionales o cuentapropistas suman más de 1,6 millones, distribuidos entre monotributistas –la amplia mayoría– y autónomos. Y otros 300.000 son aportantes del servicio doméstico.
Entre los monotributistas se admite que existe un segmento de trabajadores en relación de dependencia, en especial quienes tienen dos empleos: en el principal figuran en relación de dependencia y en el segundo, como monotributistas. Y sobre 1,2 millón de empleos domésticos, figuran con aportes solamente 304.999 personas.
A junio pasado, el salario medio bruto de los trabajadores en relación de dependencia era de $ 6.200. Pero el 65% cobraba menos que ese promedio, según datos oficiales. Y el 25% percibía menos de $ 3.000 mensuales.
Los trabajadores que no están registrados ganan aproximadamente un 30% menos que los empleados en blanco.
Estos niveles salariales muestran que las escalas de sueldos siguen siendo insuficientes con relación al costo de vida. Mediciones hechas por universidades ubican el costo de la canasta familiar en torno de los $ 7.000, con excepción del sur del país donde el costo de vida es muy superior.
Según el Observatorio del Derecho Social, vinculado a la CTA de Pablo Micheli, aunque muchos sectores económicos tienen elevados niveles de rentabilidad, “la situación de los trabajadores se encuentra lejos de ser satisfactoria”. Y asegura que “el salario real de los trabajadores se encuentra en el mismo nivel de 2001”.
Los datos
82%. Personal doméstico. Este es el sector más afectado por la informalidad. Sobre 1,2 millón de trabajadores, solamente 300.000 están registrados en la seguridad social, principalmente a través del llamado régimen especial.63%. Construcción. Este sector mantiene un elevado nivel de informalidad, que no se redujo ni durante la mejor época del llamado “boom” inmobiliario. Ahora, en crisis por el impacto del cepo cambiario, creció la informalidad y bajó el empleo.
47%. Hoteles y restaurantes. En este sector existe una intensa rotación de personal, facilitada en los últimos tiempos por la incorporación masiva de jóvenes en el rubro gastronómico. La baja del turismo del exterior también afectó la actividad.
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