lunes, 14 de enero de 2013

Efecto de plaguicidas en la salud y el ambiente “No hace falta el estudio súper perfecto para tomar decisiones precautorias”

Lo afirmó el biólogo y militante ambientalista, Raúl Montenegro, que integra el equipo de investigación que analizará en el Chaco la presencia de agrotóxicos en niños hasta 14 años y en leche materna del Chaco con la Universidad de Córdoba y la de California.

“No hace falta esperar resultados para tomar decisiones precautorias, no puede seguir la aplicación de plaguicidas en proximidad de centros poblados, viviendas, escuelas. Si no, estaríamos siempre esperando el estudio súper perfecto para tomar decisiones”. Así lo aclaró el biólogo, investigador y militante ambientalista Raúl Montenegro quién encabezará un equipo de investigación sobre la presencia de agrotóxicos en sangre de los menores de 14 años y en leche materna.
“Queremos hacer más visible lo que para nosotros es un escándalo en nuestro país como es el uso absolutamente descontrolado de plaguicidas”, señaló, en diálogo con FM Libertad, el también titular de la Fundación para la defensa del ambiente (Funam), respecto de la investigación que se realizará en el Chaco. Además, precisó que la idea es trabajar de manera conjunta con equipos de la Universidad Nacional de Córdoba y la Universidad de California en una experiencia piloto que comenzará con la toma de muestras durante 2013 en la provincia del Chaco, una de las provincias con mayor cantidad de denuncias por el daño a la salud y al ambiente provocado por el uso intensivo de plaguicidas en la producción agrícola.

“La falta de datos no es casual”

Montenegro, reconocido en 2004 con el Premio Nobel Alternativo por su militancia ambiental, advirtió que “buena parte del país, por lo menos de la zona donde hay cultivos industriales, realmente está sufriendo una suerte de proceso epidemiológico silencioso en donde miles de personas son víctimas de los millones que a nivel nacional reciben plaguicidas y obviamente hay una falta de datos muy fuerte, que yo creo que no es casual”.
No obstante la falta de datos científicos, el científico recalcó que “para tomar decisiones en nuestro país rige el principio de precaución, que lo establece el artículo 4 de la Ley de Ambiente -26.675- y no hace falta desde ningún punto de vista esperar resultados para tomar decisiones precautorias”. Y agregó: “no puede seguir la aplicación de plaguicidas en proximidades de centros poblados, viviendas y escuelas. Quiero separar esto, si no estaríamos siempre esperando el estudio súper perfecto para tomar decisiones”.

Frenar la acumulación de plaguicidas en sangre

El biólogo aclaró que “no hay mecanismos viables a nivel poblacional para bajar esos contenidos de plaguicidas” que puedan detectarse en la sangre de las personas testeadas, admitiendo que es la parte “lamentable” del trabajo. No obstante, recalcó que “sí es importante ir marcando esto para que no siga aumentando la cantidad de plaguicidas que van almacenando las personas –depósitos biológicos- y por otro lado los depósitos ambientales –suelo, agua y aire-”.
En ese sentido, el investigador consideró que a la hora de elaborar las recetas fitosanitarias, los ingenieros agrónomos “parten desde un concepto falso”. “No están regulando la aplicación de plaguicidas en un campo con 0 cantidad de plaguicidas, sino que ya tiene concentración acumulada”, advirtió. Y agregó: “cada campo termina un año de actividad con más plaguicidas de los que tenía antes”
Por otro lado, Montenegro reveló que “las mamás embarazadas primero transfieren a través de placenta los residuos de plaguicidas a los embriones y fetos y después durante la lactancia. La leche materna tiene mayor contenido graso por ejemplo que la leche de vaca, que es donde se alojan los fitosanitarios clorados”. Y abundó: “no nos enfrentamos al plaguicida que se aplicó anteayer o ahora, sino que es plaguicida que había antes y ya está en los depósitos biológicos, como el DDT y derivados como el DDD, y DDE que están en el organismo. A eso se agregan los plaguicidas nuevos, como el endosulfán”.

Falta de coordinación entre el Estado y las universidades

Por otro lado, el titular de la Funam disintió con el ministro de Planificación y Ambiente del Chaco, Raúl Codutti, quién había asegurado que no existen en la Argentina recursos humanos capacitados para investigar sobre el impacto de los agrotóxicos en la salud y el ambiente. “En la mayor parte de las universidades argentinas existe capacidad técnica y analítica”, afirmó Montenegro, y puntualizó que “de hecho, los análisis de todo lo que es plaguicidas en sangre lo va a hacer el CENATOXA -Centro de Asesoramiento Toxicológico Analítico-, que es un centro de investigación de la UBA (Universidad de Buenos Aires), y en el caso particular del Chaco su red de salud realmente ha tenido un trabajo descollante en ir evaluando lo que está sucediendo”.
“En nuestro país hay capacidad técnica, de hecho se están haciendo investigaciones no solamente sobre contenido de plaguicidas sino también hay protocolos para ver cómo se producen malformaciones cromosómicas que se dan en las células de personas expuestas”, precisó. No obstante, el biólogo ensayó una autocrítica: “hay capacidad, lo que no ha habido y en eso creo que un poco de culpa la tenemos todos, esfuerzos para tratar de ligar las capacidades de las universidades con algunas capacidades estatales”.
“La falta de coordinación terminó siendo muy beneficiosa para las grandes corporaciones que venden productos agroquímicos”, concluyó Montenegro.
Fuente: www.chacodiapordia.com

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