Una niña
asesinada a palos por su padre. Un pueblo que sale a la calle arto de
impunidad. El edificio de tribunales que se incendia y expedientes que
se hacen ceniza para alivio de algunos. Van tras las rejas un periodista
que molestó al poder y su compañero, el abogado que denunció la
corrupción.
También
está el jornalero que desesperado acaba de iniciar una huelga de
hambre. Parecen personajes de una novela policial negra de Jim Thomson
pero son los protagonistas de la Pueblada de Corral de Bustos. Un día de
furia popular en una pueblo de Córdoba del que en estos días se cumplen
seis años y revela -según nos recordó un dirigente de la CTA- que “son
más de los que pensamos los presos políticos en la Argentina”.
Según pudo reconstruir la Justicia, el 3 de diciembre de 2006 Malvina Sabache, acompañada de su cuñada, salió a comprar vino para su marido que ya a esa altura estaba borracho. Lo dejó en compañía de su hermano y la pequeña hija de una pareja anterior. Al regresar, Ariana, de solo tres años, estaba en medio de una charco de sangre. La llevaron hasta un hospital pero era tarde. Murió reventada a trompadas y patadas.
El pueblo se enfureció ya que en numerosas oportunidades se habían denunciado los maltratos del padrastro para con la niña y comenzó a concentrarse en la Plaza 25 de Mayo frente a los Tribunales locales. Pedían por la presencia del juez Jorge Farías, al que no tardaron en prenderle fuego el auto. La multitud terminó tomando la sede local del Poder Judicial mientras el magistrado escapaba por los techos. En instantes, todo el edificio ardía en llamas.
Por los hechos se detiene a más de cincuenta personas. Las detenciones son al boleo, y la mayoría no tarda en ser liberado como un camionero que el día del incendió estaba a varios kilómetros del lugar. Finalmente son condenados como instigadores del incendio el periodista Néstor Pasquini, Víctor Barbero, abogado. También quedan detenidos Rubén Astudillo, maestro confitero; Juan Guayanes, repartidor de bebidas¨; Juan Marceo Farías, jornalero y Horacio Estaban Guayanes, albañil. Les dan a todos penas de alrededor de cinco años de prisión.
El periodista señaló que no sería raro que se lo eligiera para quedar preso por las denuncias en su radio. Los presos opinan que fueron los mismos funcionarios judiciales quienes iniciaron el incendio para esconder las pruebas de los ilícitos, nunca esclarecidos, que se registraban en la zona. Dicen que inclusive hay testigos que vieron la quema.
La Central de Trabajadores de la Argentina ocupó y ocupa un lugar central en la defensa de los presos de la Pueblada de Corral de Bustos, a los que siempre consideró inocentes. Desde el principió organizó a la gente y rodeó a los Tribunales. El entonces secretario general de la CTA de la provincia, Oscar "Cacho" Mengarelli dice: "en algún momento la gente bajó la guardia pensando que ya estaban todos los compañeros en la calle porque no había pruebas en su contra y ellos aprovecharon. Fue un fallo ejemplificador contra la protesta social".
El dirigente recuerda que poco pudo investigarse sobre las causas del incendió ya que al otro día "varios camiones de basura estaban llevándose todo lo que quedaba". También que desaparecieron las filmaciones del incendio.
Cuando se cumplen ya seis años de la injusta condena, quizá impulsado por la desesperación, uno de los detenidos Juan Marcelo Farías ha iniciado una huelga de hambre para llamar la atención de la opinión pública y la Justicia, sobre la injusta prisión que sobrelleva junto a sus compañeros. Días atrás la señora Teresa Barbero reveló que cuando fue detenida, los funcionarios judiciales le propusieron cambiar sexo por su liberación.
Para la CTA, los presos por la pueblada del Corral de Bustos son presos políticos. Rehenes de una Justicia tan lenta con la corrupción que rara vez la alcanza, pero sabe ser implacable a la hora de castigar las rebeliones populares.
Diciembre de bronca y rebelión
La historia que rodea a la rebelión popular de diciembre del 2006 en Corral de Bustos parece salida de una novela del escritor Jim Thompson. No le falta ningún ingrediente: asesinatos de inocentes, policías psicópatas, jueces corruptos y héroes solitarios que terminan tras las rejas.Según pudo reconstruir la Justicia, el 3 de diciembre de 2006 Malvina Sabache, acompañada de su cuñada, salió a comprar vino para su marido que ya a esa altura estaba borracho. Lo dejó en compañía de su hermano y la pequeña hija de una pareja anterior. Al regresar, Ariana, de solo tres años, estaba en medio de una charco de sangre. La llevaron hasta un hospital pero era tarde. Murió reventada a trompadas y patadas.
El pueblo se enfureció ya que en numerosas oportunidades se habían denunciado los maltratos del padrastro para con la niña y comenzó a concentrarse en la Plaza 25 de Mayo frente a los Tribunales locales. Pedían por la presencia del juez Jorge Farías, al que no tardaron en prenderle fuego el auto. La multitud terminó tomando la sede local del Poder Judicial mientras el magistrado escapaba por los techos. En instantes, todo el edificio ardía en llamas.
Por los hechos se detiene a más de cincuenta personas. Las detenciones son al boleo, y la mayoría no tarda en ser liberado como un camionero que el día del incendió estaba a varios kilómetros del lugar. Finalmente son condenados como instigadores del incendio el periodista Néstor Pasquini, Víctor Barbero, abogado. También quedan detenidos Rubén Astudillo, maestro confitero; Juan Guayanes, repartidor de bebidas¨; Juan Marceo Farías, jornalero y Horacio Estaban Guayanes, albañil. Les dan a todos penas de alrededor de cinco años de prisión.
La construcción del "culpable"
Para el abogado Barbero "no fuimos más que chivos expiatorios. Fue la respuesta del poder a la pueblada. Si teníamos en ese entonces juzgado en la ciudad, era por la gran cantidad de crímenes que se producían en la zona”. Todos hablaban de pistas dedicadas al narcotráfico, robos, muertes sin esclarecer como la de un adolescente que apareció colgado de un árbol y habría trabajado de delivery de drogas.El periodista señaló que no sería raro que se lo eligiera para quedar preso por las denuncias en su radio. Los presos opinan que fueron los mismos funcionarios judiciales quienes iniciaron el incendio para esconder las pruebas de los ilícitos, nunca esclarecidos, que se registraban en la zona. Dicen que inclusive hay testigos que vieron la quema.
La Central de Trabajadores de la Argentina ocupó y ocupa un lugar central en la defensa de los presos de la Pueblada de Corral de Bustos, a los que siempre consideró inocentes. Desde el principió organizó a la gente y rodeó a los Tribunales. El entonces secretario general de la CTA de la provincia, Oscar "Cacho" Mengarelli dice: "en algún momento la gente bajó la guardia pensando que ya estaban todos los compañeros en la calle porque no había pruebas en su contra y ellos aprovecharon. Fue un fallo ejemplificador contra la protesta social".
El dirigente recuerda que poco pudo investigarse sobre las causas del incendió ya que al otro día "varios camiones de basura estaban llevándose todo lo que quedaba". También que desaparecieron las filmaciones del incendio.
Cuando se cumplen ya seis años de la injusta condena, quizá impulsado por la desesperación, uno de los detenidos Juan Marcelo Farías ha iniciado una huelga de hambre para llamar la atención de la opinión pública y la Justicia, sobre la injusta prisión que sobrelleva junto a sus compañeros. Días atrás la señora Teresa Barbero reveló que cuando fue detenida, los funcionarios judiciales le propusieron cambiar sexo por su liberación.
Para la CTA, los presos por la pueblada del Corral de Bustos son presos políticos. Rehenes de una Justicia tan lenta con la corrupción que rara vez la alcanza, pero sabe ser implacable a la hora de castigar las rebeliones populares.
No hay comentarios:
Publicar un comentario