miércoles, 18 de junio de 2014

El paraíso en la tierra

La caída del Muro de Berlín y el consecuente fracaso del llamado “socialismo real” de la ex Unión Soviética, constituye un punto de partida insoslayable para emprender la necesaria construcción de nuevos paradigmas que den cuenta de la realidad de los trabajadores y el movimiento popular en este tramo del Siglo XXI.


* Secretario de Relaciones Institucionales de la CTA
La Europa decadente, el ascenso de nuevas formas de colonialismo que vienen de la mano de la expansión China y la crisis del capitalismo global que ha puesto contra las sogas al mismísimo imperialismo yanki, proveen a nuestra América Latina de la chance para que sea en esta parte del mundo donde se produzcan los aportes más significativos para encarnar un nuevo proyecto emancipatorio capaz de parir una sociedad de iguales. “Construir el paraíso en la tierra”, como dicen los zapatistas.
La crisis civilizatoria demanda rechazar de plano el modelo desarrollista del progreso ilimitado, revisar la matriz productiva y distributiva e identificar a la nueva oligarquía volcada a los agronegocios y el extractivismo. El desafío actual no pasa tanto por la tenencia de la tierra como por el modelo productivo depredador con que se la explota.
La debacle del “socialismo científico” en buena parte de Europa oriental invisibilizó una experiencia concreta y autónoma de “socialismo autogestionario” –con una importante participación de la clase trabajadora organizada- liderado por el Mariscal Tito en Yugoeslavia.
“El ‘socialismo de autogestión’ es el sistema político que está basado en la participación de las diferentes comunidades cercanas a la vida cotidiana colectivizada (empresa, sindicato, localidad, partido) en la gestión de comunidades políticas superiores (Estado, federaciones, confederaciones, etc.). Reúne economía de mercado y competencia, con autogestión obrera y la economía planificada del socialismo, en un solo modelo unificado por el federalismo”, señala una de las acepciones más conocidas respecto al tema.
Resulta imprescindible en los modelos de Estado Autogestionario dotarse de un parlamento Tricameral compuesto por una Cámara Baja o Parlamento, Cámara Alta o Senado con una función de representación territorial y Cámara Laboral con la representación sindical.
Parte de esta textura sirvió a Felipe Gallardo, canillita, primer gobernador constitucional de la provincia del Chaco quien fue el artífice de una Constitución Provincial de avanzada en materia de derechos sociales. Al punto que llegó a considerársela la primera Constitución clasista de América del Sur. La Asamblea Constituyente estuvo integrada por 30 diputados: 15 de ellos eran trabajadores, los 15 diputados restantes, provenientes de la rama política, eran 8 hombres y 7 mujeres. El rasgo fundamental de esa Constitución es que modificó el régimen de representación política demoliberal que entiende que sólo los partidos tienen el monopolio de la representatividad política. A tono con lo que se puede verificar en la actualidad, ya en ese entonces se cuestionaba el precepto constitucional según el cual “el pueblo no delibera ni gobierna si no a través de sus representantes”.
Con relación a los antecedentes históricos para la redacción de la Constitución del Chaco, es dable señalar que en 1951 visitó el país el dirigente sindical yugoslavo Takel Rusel quien se entrevistó con sus pares de la CGT y con Eva Perón, a los que explicó el sistema constitucional yugoslavo cuyo tinte distintivo era la participación de los trabajadores en el Poder Legislativo a partir de un sistema socialista autogestionario.
Fue Evita quien dio el mayor impulso político a esta norma afirmando: “Estos representantes (los del listado social) hablarán por la propia boca del territorio. Serán la voz de la tierra, directa y clara. Dirán lo que saben con pleno conocimiento de causa y pedirán lo que en justicia necesitan”. La Constitución del Chaco dejó de regir el 27 de abril de 1956 con motivo del golpe de Estado que derrocó al general Juan Domingo Perón.
El sistema de autogestión yugoslavo marcó un hito en su época. Las decisiones que se tomaban en las plantas de producción, se hacían de forma independiente; los consejos obreros eran soberanos, aunque estuvieran bajo el auspicio del partido gobernante. En lo que respecta a la distribución de los ingresos percibidos en las empresas, los consejos obreros, representados por todos los trabajadores y no únicamente por los más cualificados, disponían de total independencia en la toma de decisiones. Asimismo, los consejos laborales eran soberanos en otros asuntos sociales, como era el caso de los departamentos, vacaciones y distribución de ingresos.
La autogestión implica la propiedad social de los medios de producción y la descentralización máxima de las decisiones, lo cual no impide un acuerdo o conexión con otros entes superiores que deben ser representativos de la base. La autogestión total es imposible en un régimen capitalista, así como en un régimen socialista de planificación central jerarquizada. Supone la participación de la base o sus representantes en todos los entes u organismos del nivel superior, los cuales se convierten en unidades sociales y administrativas libremente constituidas, gestionadas y coordinadas
Josep Broz, el Mariscal "Tito", jefe partizano que combatió contra los nazis en la Segunda Guerra Mundial, fue partidario de la vía al socialismo independiente y uno de los principales fundadores y promotores del Movimiento de Países No Alineados, así como su primer secretario general. A su muerte, en 1980, el imperialismo no tardó demasiado tiempo y puso manos a la obra -a través de una guerra cruel y prolongada entre pueblos que habían compartido pacíficamente durante años una experiencia colectiva positiva-, para hacer estallar Yugoeslavia en diez pedazos y volver a “balcanizar” la región en beneficio de sus propios intereses.
En tiempos de cambio, Latinoamérica es tierra de promisión. El debate que la atraviesa desde el sur del río Colorado hasta Ushuaia es el de encontrar los mejores caminos para terminar con la pobreza, la dependencia, el desamparo de las grandes mayorías. Abandonar la categoría de continente más desigual del mundo. Entre sus valles, selvas, montañas y ríos, guarecidos en el ejemplo de nuestros patriotas, se va construyendo un ideario emancipador.
Socialismo Bolivariano le llaman en Venezuela, Socialismo Comunitario en Bolivia, Revolución Ciudadana en Ecuador. Con la luz que aún irradia el Socialismo Cubano pese a todas las angustias y presiones impuestas por el Imperio desde hace medio siglo, y más allá del nombre que adquieran estas nuevas experiencias pobladas por el protagonismo de la clase trabajadora y los movimientos sociales, lo cierto es que hoy por hoy en estos arrabales del mundo se está discutiendo cómo terminar con el privilegio de las minorías y avanzar hacia la definitiva liberación nacional y social.

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