martes, 9 de abril de 2013

Hacia el Congreso Nacional de la CTA Apuntes para el debate en torno a una estrategia de organización de los trabajadores en el sector privado

La organización sindical de los trabajadores en sectores de la actividad privada constituye una prioridad estratégica de nuestra central. Tres Congresos lo han resuelto por unanimidad. Si bien es cierto que desde la fundación de la CTA numerosos sindicatos de trabajadores del sector privado han participado la de la vida de nuestra central, no existió una política sostenida y persistente en el tiempo tendiente a fortalecer su organización estratégica y por ende el crecimiento planificado del sector.

Cabe resaltar sin embargo, que la constante prédica respecto a la libertad sindical y la presencia de la CTA en distintos conflictos, tuvo efectos en otros sectores del movimiento obrero, y en la actualidad la necesidad de modificar y fortalecer las estructuras organizativas frente a las nuevas condiciones que impone el capital son levantadas por muchos otros sectores, incluso más allá de nuestra central.
El “modelo sindical” mostró su probada ineficacia para resistir los embates del neoliberalismo durante los años ‘90, y muchas direcciones sindicales se sumaron activamente a dichas transformaciones. Por un lado, participaron en el acuerdo marco de 1994, que permitió la sanción de las leyes que reformularon el sistema de relaciones laborales en la argentina; por el otro, se incorporaron al esquema de negocios fomentado desde el Estado, siendo cómplices del proceso de privatización de las empresas de servicios públicos y del sistema de seguridad social.
La lucha por la libertad sindical formó parte de las resistencias populares a dicho proceso. En tal sentido, la CTA fomentó, y fue parte, de un proceso de resistencia que alcanzó a vastos sectores del movimiento obrero que fueron ganando en conciencia de autonomía en la organización.
A tal punto fue exitosa dicha prédica que otros sectores no dudan en levantar a la libertad sindical como defensa. Los partidos de clase en casi su totalidad han modificado su postura respecto al “modelo de unicidad promocionada por ley”. La prueba mas acabada es que un sector de la CGT fue en queja a la OIT por violación de la libertad sindical acusando injerencia del Estado en las últimas elecciones de autoridades.
Podemos afirmar que la “libertad sindical”, en tanto herramienta para fortalecer los procesos de autoorganización obrera, y para enfrentar la injerencia del Estado y las patronales, se ha instalado culturalmente como valor, como elemento propio de la clase trabajadora argentina.
En el campo internacional el trabajo realizado denunciando la incompatibilidad de la ley de asociaciones sindicales respecto al convenio 87 de la OIT, tuvo sus frutos: la Comisión de Expertos ha observado la ley sindical argentina en 19 oportunidades, y la Comisión de Aplicación de Normas de la Conferencia ha puesto en el banquillo al gobierno argentino en tres oportunidades: 1998, 2005 y 2007. Desde la fundación de la CTA en tres oportunidades una misión de la OIT visito nuestro país, consecuencia de nuestras denuncias: en 1999, en el 2001, y en el 2010.
A raíz de ello y como consecuencia de la aplicación de la cuasi-jurisprudencia de los organismos de control de la OIT, la Corte Suprema de Justicia de la Nación, se ha pronunciado en dos oportunidades, declarando la inconstitucionalidad de artículos de la ley sindical que constituyen pilares del sistema: el artículo 41, que obliga a que el sindicato convocante a la elección de delegados sea el que posea la personería gremial, y que los candidatos sean afiliados a la misma; y la de los artículos 48 y siguientes, que reservan la tutela sindical solo a los representantes de las entidades con personería gremial, extendiéndola a los sindicatos simplemente inscriptos.
Cabe destacar que los argumentos tomados por la Corte se basaron en las resoluciones de los organismos de control de la OIT, que a su vez fueron consecuencia de un sistemático y constante trabajo de denuncia e información por parte de nuestra CTA.
Podríamos decir que como consecuencia de la incorporación de los tratados de derecho humanos al bloque constitucional en 1994, la ley sindical ha sufrido embates legales y fácticos, y se ha favorecido la posición que demanda la adecuación de la ley sindical al convenio 87.
Es mas, los fallos referidos hacen alusión a que dicha interpretación de los organismos de control es obligatoria para los jueces al momento de dictar sentencia.
Todos estos avances fueron sistemáticamente detenidos por el Gobierno Nacional que no solamente obstaculizó la acción internacional de la CTA, sino que se opuso de hecho a la modificación de la ley sindical.

Es necesario impulsar un plan de acción y organización sindical de los trabajadores

Durante mucho tiempo nuestra predica fue la fundación de nuevos sindicatos. La libertad sindical que pregonábamos se justificaba con nuevas organizaciones diferenciadas de los sindicatos preexistentes. Entendíamos agotada toda forma de organización que comprenda a los sindicatos con personería gremial.
Lo más habitual era que colectivos de trabajadores, organizados, o con una organización muy incipiente, se acercaran a la CTA como consecuencia de un conflicto.
En tal sentido, era muy común que el colectivo ya tuviese un enfrentamiento con el sindicato con personería o que ya hubiera tenido una experiencia fallida en el interior del sindicato preexistente.
Por entonces la estructura ocupacional tenia amplios márgenes de trabajadores desocupados, y sub-ocupados. La variable de ajuste era la desocupación y ello posibilitó el disciplinamiento de clase trabajadora.
Eran tiempos de resistencia al ajuste estructural y de flexibilidad laboral legislativa y de hecho por la acción unilateral de los patrones.
Las privatizaciones, la ausencia del Estado, la desocupación y las modificaciones estructurales del capital fueron generando nuevas formas de lucha que comprendían al trabajador en el territorio. En los ‘90 fuimos a buscar a un sector de los trabajadores a donde estaban: en sus casas. Mientras los trabajadores del sector privado sufrieron consecuencias graves en las condiciones de trabajo, especialmente en el salario, en la jornada, y en las formas de organizar el trabajo.
Estas condiciones, tanto estructurales como organizativas, han experimentado significativas modificaciones luego de las rebeliones populares de fines del 2001. Por ende, se hace necesario en esta etapa esbozar un nuevo plan de acción que permita focalizar nuestros recursos y maximizar los resultados de nuestra intervención. En este sentido, podemos sostener públicamente que vamos a avanzar en la organización de los trabajadores del sector privado, pero este conjunto, los “trabajadores del sector privado”, es tan extenso, y comprende realidades tan diversas, que no es posible desarrollar una estrategia de acción que los comprenda a todos.
Entre los criterios que pueden contemplarse para la elaboración de dicha estrategia encontramos criterios políticos (vinculados a la situación interna de la CTA, a las relaciones con otros sectores aliados, etc) y criterios de oportunidad (sectores que presentan mejores condiciones objetivas, o donde la central ya ha establecido avances significativos).
Este documento apunta a identificar algunos ejes vinculados a los criterios de oportunidad, cuya consideración, entendemos, es necesaria para poder establecer prioridades organizativas.
En particular, en la primera parte de este documento señalaremos algunos factores objetivos que demuestran la existencia de condiciones objetivas favorables para el ejercicio de la actividad sindical en términos generales.
En segundo lugar, identificaremos algunos ejes que, desde nuestra perspectiva, no pueden ser obviados al momento de establecer las prioridades organizativas.
Finalmente, describiremos algunos casos que presentan potencialidades para orientar la intervención de la CTA, sin que ello, por cierto, implique no considerar otras experiencias.

Cambios estructurales y condiciones objetivas favorables para la acción sindical

El crecimiento de la actividad sindical en la última década ha sido notable. En particular, ello se observa en el incremento de la conflictividad sindical y en la recuperación de la negociación colectiva.
Sin embargo, no sólo se trata de estas dos dimensiones. En los últimos años, este crecimiento se ha dado en todos los niveles de la organización sindical, y ha alcanzado tanto a las organizaciones que componen nuestra central, como en aquellas que se enrolan en la CGT.
Este crecimiento no puede atribuirse exclusivamente a la propia actividad de las organizaciones sindicales, ni mucho menos a una decisión política del gobierno nacional. Por el contrario, en la última década se han producido transformaciones en la estructura económica que han generado mejores condiciones objetivas para la acción y la organización sindical. En particular, se han registrado cambios en la estructura ocupacional y en el sistema de relaciones laborales que es necesario considerar.
Por un lado, entre los años 2002 y 2012 se produjo el proceso continuado de creación de empleo más importante desde mediados de los ’70. El ritmo de creación de empleo fue muy fuerte hasta el año 2007, y ello explica, en gran medida, la mayor capacidad de acción de las organizaciones sindicales en general. A partir de entonces, el crecimiento del empleo se ha atenuado, aunque cabe destacar que, a excepción del año 2009, no se han producido períodos de destrucción de puestos de trabajo.
La discusión en torno a la calidad de dichos puestos de trabajo está por fuera de los alcances de este documento. No se trata aquí de evaluar las bondades o límites del actual proceso económico, sino de evaluar las condiciones objetivas para la acción sindical. En tal sentido, el miedo al desempleo, principal disciplinador de las luchas obreras en el capitalismo, tiene hoy, en la clase obrera de nuestro país, una intensidad inferior a la que presentaba durante la década de los ’90. Ya no existe, en la puerta del lugar de trabajo, una fila con potenciales competidores para reemplazar a aquellos trabajadores que deseen organizarse y llevar adelante acciones sindicales.
A fin de cuantificar este proceso, en el siguiente cuadro se muestra la evolución de la cantidad de puestos de trabajo registrados entre los años 2002 y 2012 (datos correspondientes al segundo trimestre de cada año).
El incremento de los puestos de trabajo fue acompañado por cambios en el sistema de relaciones laborales, en particular, por la recuperación de la negociación colectiva de los salarios básicos. Ello implicó una relegitimación de las organizaciones sindicales en general y, más importante aún, de la actividad sindical. Durante la década del ’90 el avance en el plano cultural no sólo se dirigió hacia las direcciones de las organizaciones sindicales, sino a todo aquello que tuviera aroma a actividad sindical. Por el contrario, en muchos sectores, y en particular en el conjunto de los trabajadores, la actividad sindical ha vuelto a ocupar un lugar importante como herramienta para disputar mejores condiciones de vida.
Es decir no sólo han mejorado las condiciones objetivas (crecimiento económico, crecimiento del empleo), sino que también contamos con mejores condiciones subjetivas para avanzar en estrategias de organización y acción sindical.
Finalmente, en términos generales también es necesario hacer referencia a las condiciones políticas para el desarrollo de la acción sindical.
En este sentido, recientemente la magnitud de los incrementos salariales intentó ser administrada por el gobierno nacional. Esta intención fue relativamente exitosa en las rondas de los años 2006 y 2007, donde se pudo imponer topes del 19% y 16,5% respectivamente, pero a partir de entonces no ha existido una pauta de aumento salarial uniforme, y a excepción del año 2009, se registra cierta tendencia alcista de los incrementos nominales de los salarios. En gran medida, los salarios han seguido los incrementos de la inflación, y desde el gobierno nacional se plantea que es necesario bajar los niveles de indexación del conjunto de la economía, es decir, disminuir el incremento de precios y salarios.
El intento de reducir los porcentajes de aumento salarial llevado adelante por el gobierno nacional ha fracasado, incluso con aquellas organizaciones sindicales que se encuentran más cercanas a las posturas oficiales. En tal sentido, la nueva estrategia parece centrarse en extender los plazos de vigencia de los acuerdos salariales, limitando la posibilidad de que el salario real de los trabajadores experimente un aumento sustancial. Cabe destacar que el salario real de los trabajadores aún se encuentra apenas por sobre los niveles del año 2001, que ya eran muy bajos en términos históricos (aproximadamente un 40% inferiores a los salarios de mediados de los años ’70).
En este marco, no deberíamos descartar que se celebren acuerdos de cúpulas ajustando los reclamos salariales a los requerimientos de un gobierno fortalecido políticamente, pero que al mismo tiempo se extienda la conflictividad descentralizada, ya sea para obtener mayores aumentos salariales a nivel de empresa, ya sea para promover otros reclamos laborales (mayores licencias, reducción de jornada, otras conquistas no salariales, etc).
El constante conflicto y negociación, no siempre llevado a cabo por la organización sindical con personería gremial, los conflictos intersindicales, han modificado muchos caracteres de la organización sindical clásica. De esta manera, existe un espacio de inserción potencial en aquellos ámbitos donde podría llevarse adelante esta conflictividad “subterránea”, que deberá ser evaluada en un marco de alianzas cuya composición dependerá de las particularidades de cada actividad y de cada región geográfica. En tal sentido, no deberíamos descartar la posibilidad de que vuelvan a conformarse espacios de articulación intersindicales donde confluyan localmente (a nivel de una provincia, región o localidad) múltiples experiencias organizativas con distintos grados de institucionalidad.

Factores a considerar en la elaboración de una estrategia

Hasta aquí hemos señalado algunos factores que, en términos generales, establecen condiciones objetivas generales favorables a la organización sindical en la última década.
Este marco general debe ser complementado con un análisis de las condiciones particulares de cada actividad o lugar de trabajo, ya que estas son las que, en definitiva, dificultarán o facilitarán cada experiencia organizativa en particular.
En primer lugar, cabe destacar que el proceso organizativo no puede ser impulsado en abstracto por la CTA. En otras palabras, no habrá actividad sindical allí donde los propios trabajadores no hayan desarrollado experiencias previas, o al menos el esfuerzo requerido será extremadamente grande y los resultados inciertos. En este sentido, entendemos que resulta necesario crecer en la organización sindical a partir de aquellas experiencias concretas de los trabajadores, se hayan desarrollado o no dentro de nuestra central.
Hecha esta aclaración, a continuación presentaremos algunos de los ejes que requieren ser considerados, dejando desde ya planteado que se trata de una enumeración que no los agota, y que requiere ser sometida a la contribución y experiencia de los distintos compañeros y organizaciones que participen de este proceso.
• Características de la actividad en términos generales: Algunas características de cada actividad económica son claves para facilitar o dificultar los procesos de organización sindical. En particular, existen condiciones organizativas más favorables en aquellos sectores donde experimenta una mayor creación de empleo, y en aquellos ámbitos donde los empleadores cuentan con mayores dificultades para deslocalizar parcial o totalmente el proceso productivo. Por ejemplo, este es uno de los factores que dificulta la organización de los trabajadores de call center, y que establece mejores condiciones en algunas industrias ligadas al procesamiento de recursos primarios (petróleo, azúcar, papel) y en algunos sectores de los servicios (subtes, hipermercados).
• Características de los lugares de trabajo y de los patrones:
Algunas características de los lugares de trabajo y de los propios empleadores también condicionan las posibilidades de organización de los trabajadores.
En particular, el tamaño de los establecimientos y los niveles de ganancia de los empleadores pueden favorecer o dificultar los procesos organizativos.
En cuanto al tamaño de los establecimientos, la organización posee una mayor potencia allí donde existen mayores aglomeraciones de trabajadores. Por ello mismo, existen condiciones más favorables en la industria manufacturera, y en los grandes establecimientos del comercio y los servicios (hipermercados, provisión de servicios públicos), y condiciones más desfavorables en aquellos sectores donde predominan las pequeñas y medianas empresas.
Por su parte, el comportamiento económico del sector, y en particular de la empresa, también condicionan los procesos organizativos, por cuanto existen mejores condiciones en aquellos sectores que cuentan con mayores márgenes de rentabilidad (en nuestro país algunos ejemplos recientes, y muy significativos, están dados por la organización sindical en las industrias del azúcar y del aceite).
• Características geográficas:
Finalmente, las características geográficas donde se encuentra ubicado el establecimiento también condicionan los procesos organizativos de los trabajadores. En particular, en aquellos espacios donde se encuentran concentrados grandes grupos de trabajadores existen mejores posibilidades de establecer alianzas con otros sectores, sindicales o no sindicales, que fortalezcan la capacidad de conflicto y movilización.
La fortaleza de la CTA local constituye un factor a considerar al evaluar la dimensión “geográfica” de la organización sindical, pero la política de alianzas no debería limitarse a los sectores que conforman la CTA, sino que debería responder a cada dinámica local, que en muchos casos puede incluir cierta unidad en la acción con otras organizaciones de trabajadores.

Sectores que podrían presentar condiciones más favorables para la organización

Los ejes que hemos identificado anteriormente deben ser considerados en el marco de los debates tendientes a definir una estrategia de intervención de la CTA en el ámbito de los trabajadores de la actividad privada.
Como hemos señalado, es necesario desagregar qué entendemos por “trabajadores de la actividad privada”, a fin de poder elaborar una estrategia que tenga objetivos realizables.
A continuación, explicitamos algunos ejemplos que pueden servir como disparadores para el establecimiento de prioridades organizativas.
Trabajadores de la industria azucarera en las provincias del NOA (Jujuy, Salta y Tucumán)
En este caso se han combinado un conjunto de condiciones que favorecen la organización sindical. La recuperación de la industria del azúcar, en parte debido a la reactivación económica en general y en parte a la reconversión productiva como consecuencia de la fabricación de biodiesel, generó nuevas condiciones para la organización de los trabajadores azucareros. A su vez, se trata en general de grandes establecimientos y de una actividad en la que resulta muy dificultoso deslocalizar el proceso productivo.
La presencia de la CTA en las organizaciones del sector muestra un avance muy significativo en el período reciente, principalmente a partir de la incorporación de las organizaciones correspondientes a los trabajadores de los ingenios más importantes de Salta y de Jujuy (San Martín del Tabacal y Ledesma respectivamente), y de otros centros de trabajo (trabajadores del Ingenio La Esperanza, del Ingenio La Mendieta y del Ingenio San Isidro). En este sentido, la conformación del Bloque Azucarero ha constituido un salto cualitativo muy importante para los trabajadores del sector.
En este caso, existen condiciones inmejorables para fortalecer la presencia de la CTA en el sector, y a partir de aquí extender la organización a otros ámbitos de la actividad privada, que poseen vínculos más o menos estrechos con el sector azucarero (sector frutihortícola, industria papelera, trabajadores de la energía en Salta, etc).
Trabajadores rurales en la provincia de Misiones
En la provincia de Misiones la CTA viene desarrollando una experiencia organizativa que es posible profundizar, a partir de la existencia de condiciones objetivas favorables. En particular, entendemos que podría avanzarse en la organización de los trabajadores de la yerba mate (tareferos). En este caso, se trata de una gran cantidad de trabajadores que se encuentran insertos en una actividad con mucho arraigo en la economía local, y que no tiene posibilidad de ser deslocalizada.
Por otra parte, es posible articular alianzas con otros ámbitos organizativos, existiendo incluso experiencias organizativas insertas en la CTA, como el Sindicato de Obreros y Empleados del Papel de Alto Paraná, que también tiene inserción en la actividad rural, a partir de representar a los trabajadores que realizan tareas correspondientes a la obtención de la materia prima para la industria del papel.
Trabajadores de la industria en la zona norte del Gran Buenos Aires y en el cordón industrial del Paraná
En los últimos años la recuperación de la producción industrial ha generado cierta reactivación sindical en algunos espacios donde históricamente tuvieron lugar algunas de las experiencias organizativas más importantes de la historia del movimiento obrero de nuestro país. Entre ellas, se encuentran los trabajadores de la industria en la zona norte del Gran Buenos Aires, y en el cordón industrial del Paraná.
Dentro del primer grupo se encuentran trabajadores enrolados tanto en sindicatos de la CTA como de la CGT, en algunos casos opositores a las conducciones sindicales y en otros casos integrados a ellas. Aún así, se trata de comisiones internas o seccionales que pueden llegar a ocupar espacios muy importantes en la conflictividad laboral a mediano y largo plazo.
Entre los ejemplos podemos citar: la Seccional San Fernando del SUTNA, la comisión interna de trabajadores de Kraft –Terrabusi, algunas seccionales de trabajadores de la industria automotriz, y algunas comisiones internas de trabajadores de la industria química y petroquímica.
Una situación similar se verifica en el cordón industrial del Paraná, con una importante reactivación sindical en Rosario, San Lorenzo, Villa Constitución, y Zárate–Campana. Entre otras actividades, existen importantes experiencias en trabajadores de la industria aceitera, de la industria metalúrgica y de la industria química y petroquímica, entre otros.
Trabajadores de las telecomunicaciones
El sector de las telecomunicaciones ha presentado una fuerte dinámica de organización sindical en los últimos años, y la CTA ha sido partícipe de muchas de estas experiencias.
Aquí los principales obstáculos provienen de las propias características de esta actividad económica, que cuenta con una importante movilidad de capitales y un costo relativamente bajo para deslocalizar partes del proceso productivo, y de las constantes modificaciones del proceso productivo, principalmente a partir de los procesos de tercerización.
Al mismo tiempo, existen condiciones objetivas que posibilitan fortalecer los procesos organizativos en esta actividad. Por un lado, se trata en su gran mayoría de grandes empresas que cuentan con altos niveles de ganancias, y por ende que pueden hacer frente a los reclamos promovidos por las organizaciones sindicales.
Por otra parte, se trata de lugares de trabajo donde existen muchas experiencias organizativas, que operan como una base muy importante desde la cual impulsar estrategias de crecimiento sindical.
Trabajadores del transporte de pasajeros y la experiencia de la UCRA
Creemos que el desarrollo de la UCRA, producto de la altísima conflictividad del sector “transporte automotor de pasajeros”, durante estos años fue muy importante y requiere de un mayor apoyo logístico por parte de la CTA.
La UCRA necesita institucionalizarse, para repotenciar el gran sentido de “lesividad” que posee que es consecuencia del sentido estratégico del transporte para el fortalecimiento de la organización de los trabajadores.
En efecto, la organización sindical de los trabajadores del transporte de pasajeros, de corta, media y larga distancia, se encuentra atravesando una transición que es necesario aprovechar, y para ello la UCRA constituye una herramienta estratégica. Asimismo, de cara a la promoción de conflictos generales, la inserción de la CTA en el sector debería ser considerada como una prioridad estratégica.
Elección directa de delegados
Otras experiencias dan cuenta que en muchos lugares se ha generalizado la idea de que en los sectores de la actividad privada donde hay algún desarrollo se convoque a elecciones de delegados en forma directa como CTA.
Este sistema es acorde con la idea original de que la organización de los trabajadores no pasa por una identidad previa consecuencia de su actividad, profesión u oficio sino que su inserción en la organización conserva su identidad primaria de trabajador.
Este modo requiere de una fuerte organización territorial. El territorio resulta vital para que los trabajadores se puedan organizarse en el conflicto, o fuera de él. La identidad CTA en algunos sectores no resulta suficiente para impulsar la organización colectiva, requiere de algún elemento característico del colectivo.

Conclusiones

Los 20 años de la CTA nos hacen reflexionar respecto a la necesidad de que las ideas fundacionales sobre libertad sindical superen la barrera de la prédica.
Necesitamos que en el espacio de la contradicción capital-trabajo se desarrolle una fuerte organización conciente y voluntaria que permita llevar a la práctica y en organización, nuestras banderas de libertad sindical.
Paradójicamente los logros obtenidos en esta materia no tienen un sujeto portados lo suficientemente representativo que permita hacer valer la condiciones objetivas favorables de esta etapa.
Necesitamos portadores del derecho a libertad sindical que plasmen, que ejecuten y que se diferencien claramente de las prácticas burocráticas.
Para que los logros obtenidos tengan sentido, la CTA así como tuvo la visión de orientar el conflicto hacia el territorio en la década del 90, tiene que encontrar el espacio en el lugar de trabajo.
En tal sentido debemos establecer prioridades. No es solo el conflicto en dirección a la CTA sino comenzar la tarea de la CTA en búsqueda del conflicto.
¿Cuáles son los espacios donde debemos comenzar nuestra labor?
Creemos que durante los años 2013 / 2015, el desarrollo prioritario es el de los espacios ligados al territorio. Por ello creemos que los sectores de la industria azucarera, en el noroeste, y de la industria yerbatera, en el nordeste, deben considerarse en forma inmediata.
El avance desde las periferias y desde lo territorial con apoyo de las organizaciones de CTA nacional, provincial y local es esencial para poder arribar a resultados concretos.
El otro sector prioritario es el transporte. Por la capacidad de eficacia en el conflicto general y porque también se constituye en una actividad difícil de deslocalizar. El transporte de mercaderías y personas debe constituirse en un objetivo a corto plazo para fortalecer la organización del conflicto.
La actividad marítima portuaria también debe ser materia de ocupación de nuestra CTA, porque junto al transporte terrestre son áreas que dan capacidad en los conflictos.
Por todo ello el bloque organizativo-gremial debería efectuar un cronograma de actividad con estas prioridades que se plasme en acciones concretas que desarrollen el orden prioritario.
Fuente: Observatorio del Derecho Social de la CTA

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