viernes, 19 de enero de 2018

Israel impone un apartheid a Palestina

A quienes nos gusta el periodismo, la política y nos llama la atención el mundo oriental, es inevitable pensarnos en llegar a Palestina y conocer los pormenores de lo que hoy padece con la ocupación Israelí.
Lucía Maina, oriunda de Río Cuarto, periodista de diversos medios alternativos y coordinadora de la revista “Un Rato”, anduvo por esos pagos que tanto desvelan al mundo por la tensión permanente en la que habitan a diario.
Por Julia Giuliani
“Poder llegar a territorio palestino, no es tarea fácil. El contacto lo inicio desde Barcelona, lugar en el que viví gracias a un amigo y a la Organización de Juventud Contra los Asentamientos (YAS)”, comenta a RETRUCO Lucía.
La Organización para la Liberación de Palestina (OLP), viene denunciando desde hace varios años la ocupación de tierras palestinas por parte de Israel, constituyendo asentamientos habitados por colonos de esa nacionalidad, demostrando a las claras el interés del Estado de Israel de apropiarse de tierras palestinas. Estos asentamientos no solamente traen colonos, sino que también es visible una fuerte presencia militar, que ocasiona el aumento de la tensión.
“Estos asentamientos son como pueblos o barrios privados en los cuales los palestinos no pueden entrar y se vive una permanente tensión generando una frontera de islas, que se van instalando y ocupando. Esto sucede en Cisjordania donde estuve, en Gaza la situación es diferente y es todavía mucho más difícil acceder. Estuve diez días recorriendo la zona, el control por parte del Estado de Israel es muy duro, la sociedad está militarizada. En Tel Aviv, al entrar al país, los controles son muy estrictos, preguntan mucho y es difícil ya que evitan todo el tiempo que cruces a Palestina”, declara Maina.
La confirmación de la ocupación y el avance sobre territorio palestino son el producto de un proyecto colonial y deja en claro que Israel no acepta ni siquiera la “ficción de Estado” de Palestina, violando todo tipo de leyes y acuerdos internacionales de paz.  “De Jerusalén a Hebrón la ruta está casi sitiada, se inserta en territorio palestino bordeada por muros y alambres de púas, habiendo guardias y militares por todos lados. Los asentamientos en Hebrón están en el medio de la ciudad, dividiéndola en dos, siendo la frontera la calle principal que es controlada por soldados…de un lado Palestina del otro asentamientos en situación delicada”, relata su vivencia Lucía Maina con azoro todo el tiempo por la tensión  que subyace continuamente en el cotidiano en este lado del mundo y del muro, rodeados de desierto.
“Los palestinos no pueden cruzar por sectores de la ciudad porque tienen prohibido el paso por esos asentamientos que se consideran territorio israelí, ni visitar a su familia por el apartheid”.  El apartheid fue el racismo de Estado, practicado en Sudáfrica durante el siglo XX. Israel está realizando lo mismo, sometiendo a Palestina a un régimen similar.
“Viajo de un lado y del otro de este muro de 800 km que intenta dividir dos mundos, dos culturas, dos religiones, dos economías, millones de vidas. Intento entender este vivir entre soldados o estar obligado a serlo. Este andar por tu pueblo entre muros y fronteras que no podés cruzar para visitar amigos, ir al hospital, trabajar, viajar. Llorar la muerte de amigos en un enfrentamiento. Veo las armas como paisaje cotidiano, me rozan las piernas en un autobús. Respiro un gobierno que a los 18 años enseña a matar. Una identidad y una historia que construye el enemigo cada día entre vecinos. Así es la ocupación de Israel en Palestina”, publicó Lucía en su muro de Facebook despertando mi curiosidad sobre qué sintió visitando esa lejanía tan cercana a su vez por la lectura con la que a diario nos bombardean los medios hegemónicos.
El control de Israel se da por el no reconocimiento del Estado Palestino, se puede gestionar a nivel salud, civil y educación pero en todo Israel y Palestina es el gobierno israelí el que controla la frontera y la seguridad que decide los movimientos de la población, y otorga los permisos específicos.
“Es una realidad compleja y difícil de entender, cada lugar es singular se vive en cada zona de manera distinta. Evitan que llegue gente para contar la realidad que se vive ahí. En Tel Aviv, en el aeropuerto, cuando llegamos, deportaban a un grupo de judíos americanos que iban a Palestina; se oculta mucho lo que está pasando del otro lado del muro, de los muros, porque hay varios sectores divididos, aunque el más impactante es el que está en Belén, que tiene 800 kilómetros de largo”, no sale de su asombro Lucia en cada palabra, en cada oración que emite en esta precaria comunicación telefónica que tenemos vía messenger de Facebook.
El conflicto entre Israel y Palestina es por el territorio, es cultural, es político y es religioso. Belén es un ícono, tanto para el Cristianismo, como para el Judaismo y los Musulmanes. Sucede lo mismo con Hebrón, ya que allí yace la tumba de Los Patriarcas Abraham, Jacob e Isaac.

Los Patriarcas
La tumba de Los Patriarcas se encuentra en la ciudad de Hebrón, que dista a 68 Km.  de Tel Aviv.
La Tumba de los Patriarcas está considerada como el centro espiritual de la antigua ciudad de Hebrón, al sudoeste de Cisjordania, en el corazón de la antigua Judea.
El lugar significa «La cueva de las tumbas dobles» o «mezquita de Ibrahim/Abraham». En efecto, según las tradiciones judías y coránicas, el lugar oculta las tumbas gemelas donde están enterradas tres parejas bíblicas importantes: Abraham y SaraIsaac y RebecaJacob y Lea.
Este sitio histórico y religioso está bajo control israelí, pudiendo los palestinos entrar sólo a una parte del edificio.
800 Kilómetros de muros y graffitis
El artista callejero británico Banksy es ya una figura conocida en Oriente. Una de las imágenes más reconocibles es la niña que vuela agarrada a unos globos. Con ironía, Banksy habla de guerra y libertad, invita a pensar, a imaginar y a sentirse un poco parte de ese relato tan ajeno, tan lejano. Por esos paredones miles y miles de turistas hacen tours para reconocer esas figuras y otros graffitis que la recorren.
“Es  tan complejo el tema como la humanidad misma, desde lejos se simplifica la cuestión entre buenos y malos. La ocupación es ilegítima y esto lo dicen también organismos internacionales. Pero hay que destacar que muchos colonos israelitas se instalan en territorio palestino, familias, gente común que se van a vivir allí porque les ofrecen casas baratas y ven con cierta naturalidad como que es un barrio al cual se van a vivir. Dependiendo del asentamiento y de la tensión del lugar son personas más o menos comprometidas con la causa del sionismo”, afirma Maina a RETRUCO.
Imaginar esas fronteras. Territorio pequeño. Desierto. Trabajar la tierra para los palestinos, grandes desarrollos tecnológicos para los israelitas.
En el medio
Es imposible no asociar el conflicto palestino con el sionismo y no dar con un seudónimo como terrorismo a esto. Lucía me dice que en el medio juega ese terrorismo ya que con su lado manipulado y manejado mediáticamente se usa como excusa para seguir avanzando sobre territorio palestino y con lo entendible que es la resistencia a la ocupación del lado palestino, “es una lucha súper desigual. El que juzga todos los crímenes es la corte militar israelí como en el caso de Ahed Tamimi que es un caso interesante y emblemático porque fue filmado y viralizado, pero estos suceden todo el tiempo. Este tipo de enfrentamientos demuestran la falta de objetividad porque el gobierno Israelí detiene y juzga. En esa corte hay 300 niños palestinos en cárceles israelíes, niños y jóvenes hacen la mayor resistencia”.
Otro nuevo conflicto se suma a este momento en el que la paz se ve cada vez más lejana, Donald Trump el Presidente de Estados Unidos declaró unilateralmente a Jerusalén como capital de Israel rompiendo con el hito de negociaciones existentes entre Palestina e Israel, ya que cada uno la reconoce como su capital y aún “hay una negociación abierta para resolverla en común acuerdo, pero Trump borró ese proceso de negociación y acuerdo iniciado en 1993”, relata Lucía casi terminando de contarme este testimonio que no quiero acabe nunca porque es apasionante el relato y la experiencia de ese transcurrir desandando caminos.
“Ahora el gobierno aprobó la construcción de más de mil viviendas más en otros asentamientos, más territorio palestino ocupado por Israel. La economía en la que se vive condiciona los contrastes, Israel  tiene un desarrollo en alta tecnología e industria de fabricación y exportación de armamento, en inteligencia y telecomunicaciones, mientras que Palestina tiene como punto económico central el del cultivo de olivos, los pocos campos que quedan demuestran su economía local ya que muchos palestinos trabajan en los asentamientos israelíes en su territorio”, sentencia Lucía y a mí me queda una pregunta en el tintero que no llego a hacerle… ¿tuviste miedo?.

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